25 de abril de 2024
Actualidad

Expiración regresó a su parroquia

Numeroso público acompañó al Crucificado que fue recibido en la Magdalena y en el Santo Ángel Custodio

Eran las dos menos veinte de la madrugada cuando se silenciaron los tambores y las cornetas de Jesús de las Tres Caídas que acompañaban al paso del Crucificado de la Expiración en su salida extraordinaria. Se conmemoraba así el septuagésimo quinto aniversario de la realización y bendición de la imagen del Crucificado por el escultor Domingo Sánchez Mesa. Se cerraba también el viacrucis de la Federación de Cofradía que tuvo lugar en la noche del viernes presidido por esta poderosa imagen de Cristo en la Cruz en el momento de su expiración.

Cruz de Guía abriendo el cortejo y las representaciones de buena parte de las cofradías de Semana Santa de Granada y la del Cristo de la Expiración, de Órgiva. Detrás, veinte parejas de hermanos en las filas, con cera, y finalmente la ante presidencia con los ex hermanos mayores de la corporación y la presidencia con el hermano mayor de la misma.

Tal y como estaba dispuesta para la celebración del Vía Crucis se presentó en la calle en la salida extraordinaria, con adorno de rosas rojas y estrenando las potencias diseñadas por José Manuel Martínez y ejecución de Alberto Quirós, donación de su cuadrilla de costaleros.

Pausada salida con dos variaciones extraordinarias en la plaza de las Pasiegas, para girar hacia Pie de la Torre, y en este mismo lugar para continuar por plaza de la Romanilla a Capuchinas. Detras, en una conjunción perfecta marcha la banda de Jesús de las Tres Caídas que dirige Salvador Fajardo.

Después, en la Magdalena le esperaba el Señor del Rescate que había sido dispuesto en la puerta de acceso al templo, vestido con la túnica «persa» y ante la que se cuadró el paso del Cristo de la Expiración. Otro tanto ocurría al llegar al Santo Ángel Custodio, donde reviró hasta quedar frente al Sagrado Protector de Granada. En todo momento la constante presencia de público y fieles rodearon al Cristo de los Escolapios hasta su regreso, por Puente Romano, al Paseo de los Basilios. A las dos menos veinte de la madrugada quedaba definitivamente el Crucificado en el interior de San José de Calasanz.