La coronación de la Virgen de la Amargura tiene los 365 días contados
Solemne, elegante, devoto y perfecto en su organización y protocolo el acto de coronación de flores de la Santísima Virgen de la Amargura el celebrado anoche en el interior del templo conventual de las Comendadoras de Santiago. Tras el rezo del santo rosario se procedió al traslado de la Virgen de la Amargura desde el coro del templo hasta el presbiterio, donde se ubicó en una procesión que fue seguida por la Comendadora Mayor, Sor Auxilidora, quien portaba la corona de flores que ha realizado el bordador gaditano César Gómez-Hörh, y por el sacerdote agustino recoleto, responsable de pastoral, P. Iván Merino. Tras la bendición de la corona de flores el propio sacerdote procedió a coronar a la Santísima Virgen que se mostraba muy sencilla, con velo de tul y un conjunto de saya y vestido bordado en oro sobre blanco, vestimenta salida de su responsable Paco Garví. En ese momento repicaron las campanas del monasterio y en muchos rostros de hermanos afloraron las lágrimas y la emoción.
Se presentó a continuación la medalla de la coronación realizada en orfebrería por Alberto Quirós, siguiendo el diseño de una antigua venera de la Santísima Virgen. La primera fue para la propia imagen de la Madre de Dios que se le impuso sobre su brazo izquierdo y la segunda para la comunidad de religiosas que recibió sor Auxiliadora. La Virgen había sido trasladada por los hermanos mayores y tenientes de hermano mayor de las cofradías vinculadas al barrio del Realejo y las que se encuentran en su demarcación, asistiendo el presidente en funciones de la Real Federación de Cofradías, Antonio Martín, y el edil Fernando Egea, en nombre de la Corporación Municipal.
El coro de la Virgen del Carmen, de Cádiz, interpretó el himno de la Coronación, con letra y música de Luis Rivero y el acompañamiento de una Camerata Musical, dirigda por Victor M. Ferrer, autor a la vez de la versión para Banda de Música de la que saldrá la marcha de la Coronación de la Virgen de la Amargura. Tuvo que interpretarse una segunda vez, coreada por el numeroso público y fieles que llenaron y abarrotaron el templo, haciendo imposible la entrada de mayor número de cofrades en su interior y teniendo que abrir las puertas de acceso para que fuera seguido el acto por el mayor número de personas posible. El estribillo del himno dice que «el eco de la clausura, alivia y consuela tu llanto, llenando de triste dulzura, la tarde del Lunes Santo. Señora de la Amargura, tu luz se vislumbra en el Huerto, y se hace Oración, por la gracia de Dios, guardando en tu rostro el reflejo, de la devoción, que te coronó, la Reina del Realejo». Una acertada composición musical que se hizo pegadiza al oído y que será, a buen seguro, muy cantada por los granadinos en los días previos a la Coronación Canónica del año próximo. Esta ocasión para venerar a la Santísima Virgen en Granada tiene, por tanto, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Amargura, los 365 días contados.