LAS GABIAS: La Madre de Dios de las Nieves ya está coronada canónicamente por el arzobispo, siendo testigo su pueblo
Día de ilusiones y desilusiones la vivida ayer en la localidad granadina de Gabia Grande con la coronación canónica de su Patrona, la Virgen de las Nieves. Participación popular tanto en la celebración de la solemne Eucaristía de coronación en la plaza del Fuerte como en la espera hasta que fue trasladada la Virgen Coronada a su ermita. Incertidumbre ante la lluvia y desesperanza por ver troncada uno de los días más esperados de la historia gabiense que no fue sino la confirmación de la devoción que siente su pueblo por la imagen patronal, obra de Bernabé Gaviria del primer cuarto del siglo XVII. La lluvia pudo deslucir el regreso de la Virgen de las Nieves Coronada desde la plaza del Fuerte hasta su ermita pero no consiguió restar emoción al momento de la coronación canónica de la venerada imagen por la que Gabia Grande siempre ha sentido especial devoción. Era la siete menos seis minutos cuando el prelado granadino Monseñor Martínez Fernández, en medio de un estruendoso aplauso y una generosa palma real, colocaba la corona de oro en las sienes del Niño Dios que porta la imagen de la Virgen de las Nieves. Instantes después coronó a su Madre mientras una auténtica manta de flores caía sobre el altar de coronación instalado para esta excepcional ocasión.
Antes fue el traslado de la imagen desde la parroquia, donde se celebró celebrado el triduo de coronación en los días previos, hasta la plaza del Fuerte, junto a la Casa de Benavente y Pisa. El Torreón musulmán sirvió de fondo al altar instalado con jarras de azucenas, simbolo de la pureza de María, y con elementos de orfebrería de la cofradía de Ntra. Sra. del Rosario, de Granada, en la candelería y los respiraderos del palio de la Esperanza de Granada. Las calles del pueblo se vistieron de flores de papel, de arcos decorados, colgaduras y flores que fueron arrojadas al paso de la Virgen de las Nieves. Tras la imagen, en su traslado, iba la banda de la propia localidad gabiense.
La coral Ciudad de Granada cantó la misa e interpretó el himno de la coronación nada más producirse el acto. Al comienzo de la misa se dio lectura al decreto pontificio de coronación canónica firmado por S.S. Benedicto XVI. Vestía la imagen de la Virgen un manto restaurado por el bordador Pedro Palenciano, con bordados del siglo XVIII, donación de algunos hermanos, enriquecido también en el mismo taller jiennense. Delante de la imagen se habían situado las coronas salida del taller del joyero cordobés Manuel Valera, de realización muy acertada con diseño de Álvaro Abril. Sus horquilleros la habían portado desde la parroquia y la cubrieron con los plásticos, bajo la supervisión de su capataz, Gonzalo Ortega.
“Siento un gozo muy grande al estar aquí para coronar a la Virgen de las Nieves”, dijo el arzobispo en su homilía centrada en la fiesta de la Ascensión del Señor. Señaló que “la devoción a la Virgen en Las Gabias es hermosa y reflejo de la historia cristiana de este pueblo”. Apuntó que “la Virgen no os va a abandonar nunca no por el regalo de la corona que el pueblo ha costeado sino porque Ella desea para todos una vida nueva, la que Cristo nos ha dado a través de su sangre en la Cruz”, dijo. Definió este acto como una prueba del amor del pueblo a su Patrona y de la Virgen a todos los que la miran, le piden, le agradecen y le rezan diciendo que “esta es una corona de amor y de fe”.
Una decena de arcos triunfales, más de mil gallardetes, veinte mil metros de girnaldas de papel y colgaduras anunciaban que Gabia Grande estaba de fiesta en honor de su Patrona. Sin embargo, nada más concluir la misa el prelado dio la bendición advirtiendo que “será conveniente poner los plásticos a la Virgen y regresas a la parroquia”. Y así se tuvo que hacer. Un impresionante aguacero no dejó que la imagen de la Virgen de las Nieves Coronada regresara al templo, resguardándola de la lluvia bajo los plásticos en el mismo altar y con la plaza vacía de fieles y hermanos que se cobijaban bajo los balcones, portales y en los domicilios próximos. La incertidumbre continuó durante varias horas y se decidió, una vez aminoró la lluvia, trasladar la Virgen hasta la ermita. Interpretó varias marchas la banda de Nuestra Señora de la Oliva, del pueblo de Salteras (Sevilla) pero la lluvia obligó a retirarse del cortejo quedando tan sólo los tambores. Así, bajo plásticos, la imagen coronada de Nuestra Señora de las Nieves regresó, a su templo a las diez y media de la noche. Quedaron “patalás”, ofrendas y cantos esperando, pero la jornada no dejó de ser mariana en el pueblo de Gabia Grande.