Éxito en la celebración del Vía Crucis viviente por el centro de la ciudad.
Se desbordaron ayer las previsiones iniciales de participación de fieles en el Vía Crucis del Arzobispado que recorrió las calles del centro de la ciudad. La Catedral se vió totalmente abarrotada de fieles, así como Plaza de Pasiegas y las calles del recorrido por donde se desarrolló del rezo de las catorce estaciones. Se tuvo que realizar de manera lenta y muy agobiada por los miles de fieles que no quisieron perderse este novedoso llamamiento. La representación de los pasajes evangélicos corrió a cargo de la feligresía de la parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación, de Atarfe, bajo la coordinación de su párroco, Eduardo García. También ofreció su colaboración logística la Real Federación de Cofradías con la participación de numerosos jóvenes de nuestras hermandades, para el desarrollo del Vía Crucis.
Las primeras escenas del acto piadoso se desarrollaron en el interior del templo metropolitano. Se habían dispuesto ramas de olivos en el presbiterio donde, sobre él, se representaron las primeras escenas del Víacrucis. Oración en el Huerto de los Olivos y el Prendimiento dieron paso al desalojo de la Catedral, lo que comenzó a retener el desarrollo del acto debido a la cantidad de personas que llenaron también en su totalidad la plaza de las Pasiegas. El acto estaba presidido por el arzobispo de la ciudad, Javier Martínez, acompañado por el párroco de Atarfe. Le rodeaban un centenar de hebreos, niños y adultos, mujeres y hombres, que se habían confeccionado sus vestimentas y aderezos para alcanzar el mayor realismo posible de la época y del lugar. Por calle Oficios, Gran Vía y bajó por Cárcel Baja se desarrolló el acto piados. Después bajó hasta la plaza de la Trinidad y siguió por Mesones y Marqués de Mondéjar hasta plaza de las Pasiegas en cuyo lateral se había dispuesto un bloque de hormigón en el que se efectuó la Crucifixión, uno de los momentos más esperados del acto. Después, en el interior de la Catedral culminó con las dos últimas estaciones, décimo tercera y décimo cuarta, ya en el interior de la Catedral donde se dio sepultura a Cristo.