“La Semana Santa tiene un perfecto equilibrio entre el gozo y el sufrimiento que tan sólo entienden quienes la viven de forma activa», dijo Álvaro Barea en su pregón de Semana Santa
El pregonero transmitió confianza, estuvo tranquilo y supo atraer a los cofrades en sus ochenta y dos minutos de pregón
Pregón de sentimientos y de las particulares vivencias de un pregonero, hermano de la cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia, de la cofradía de la Esperanza, de la Santa Cena y del Santo Cristo de San Agustín. 82 minutos llenos de prosa y poesía que fue agradecida por el público que llenó en su totalidad el Teatro Isabel la Católica en el primer domingo de cuaresma y que hasta en veintiuna ocasiones fue interrumpido con los aplausos. Música bien seleccionada, «Semana Santa en Granada», «La Niña de Santa Ana» y «La Madrugá» y el sentido irónico del pregonero, las palabras llenas de amor a la ciudad y a nuestra Semana Santa y la capacidad de emocionar con las experiencias bajo los pasos y el capillo, es la crónica de un brillante pregón que está siendo muy reconocido por los cofrades de la ciudad.
“La Semana Santa tiene un perfecto equilibrio entre el gozo y el sufrimiento que tan sólo entienden quienes la viven de forma activa, y la amistad juega un papel fundamental en el mundo cofrade” indicó para hablar de las cuadrillas de costaleros. Se detuvo para hablar de los “jartibles” para dibujar algunos personajes que miden escrupulosamente lo que ocurre en los días de Semana Santa, ironizó con el papel que muchas veces desempeñan en las hermandades y puso una sonrisa en el público pues “las cofradías tienen mucha guasa”, dijo.
Granada estuvo en las palabras del pregonero quien reiteró que «dueles de hermosa, Granada». Agradeció Álvaro Barea su designación, deseó pronta recuperación a Jesús Muros, presidente de la Federación de Cofradías y llenó de poesía el Teatro para hablar de la ciudad, de la Esperanza, del Gran Poder, de la Santa Cena y de las hermandades más próximas a él, aunque todas las cofradías pasaron por su voz.
El pregonero habló de las «horas de la espera» y describió la Semana Santa desde el Domingo de Ramos al de Resurrección. Asistimos a la narración de un drama, sí, pero en Andalucía lo vestimos de fiesta. El cofrade te espera, Granada, agazapado bajo el cobertizo de la calle Gloria frente a San Pedro, para ver pasar la elegancia isabelina bajo palio de la Virgen de los Reyes”.
Emotivo también el momento que recordó a los enfermos y a los ciegos “a quienes anuncio la belleza de lo que está por venir”, describiendo “la inmensa hermosura del más extraordinario marco de fotos que puedas imaginar” y describiendo algunos momentos más espectaculares de nuestra Semana Mayor. Recordó a los que llevan “la cruz del día a día” porque “contemplar la dureza de cada día es lo que más nos separa de esa infancia que aún llevamos dentro y que más nos hace reflexionar ante el ejemplo de coraje de los Cristos que caminan con su cruz a cuestas», apuntó el pregonero.
Su intervención, seguida por un teatro Isabel la Católica completamente
lleno terminó con palabras que evocan resurrección:
» Y casi sin darnos cuenta
tras una espera tan larga
la penitencia habrá muerto:
la Gloria estará alcanzada.
No te me duermas, cariño
que es tan sólo una semana.
Disfrútala como un niño:
¡Resucítate, Granada!»
A la finalización del pregón, intervino el alcalde la ciudad de Granada,
Francisco Cuenca y el Vicario General Francisco Espigares en
representación del Arzobispo de Granada, Monseñor Javier Martínez.