23 de noviembre de 2024
Actualidad

«Christus Factus Est», (Cristo fue Obediente) la exposición que podría concentrar la atención cofrade en la próxima cuaresma

La Federación de Cofradías envió ayer a los hermanos mayores, de manera urgente, el dossier elaborado por Manuel Amador Moya y en el que se incluyen imágenes, pasos, ornamentos y simbología cofrade.

La junta de gobierno de la Real Federación de Cofradías ha remitido a los hermanos mayores toda la información disponible sobre la exposición «Christus Factus Est» (Cristo fue Obediente) con la que se quiere celebrar la cuaresma y de la que ya adelantamos hace unos días algunos detalles. Tal y como informamos la propuesta es la de realización en el monasterio de San Bernardo sin que hasta ayer conste en Granada la solicitud de cesión por el espacio de tiempo necesario. Tal vez se haya solicitado a la presidencia de la Asociación «Arsconditus» establecida fuera de la capital pero no se tienen más noticias al respecto. La muestra es una propuesta realizada por Manuel Amador Moya, pregonero de la Semana Santa del pasado año y al que se le espera nombrar comisario de la misma en unas fechas, según pudo conocer esta redacción.

El dossier expone las piezas que estarían presentes en las once salas que se distribuirían y se comenzaría con la IV estación del Vía crucis representada con el paso de Jesús de la Amargura, de la cofradía del Vía Crucis, sobre el que se ubicaría la imagen que se conoció como Jesús de la Bondad, que se venera en el interior del templo. El paso de palio de la Virgen de las Maravillas estaría en la muestra pero en esta ocasión con la imagen de Nuestra Señora del Olvido, una talla del siglo XVI propiedad particular del diseñador y vestidor Álvaro Abril, acompañada en la Sacra Conversación con las imágenes de San Juan Evangelista y Santa María Magdalena, de Israel Cornejo, del paso de misterio de la cofradía de Cristo Resucitado.

Damos a continuación más detalles del contenido de la misma: El título de la exposición sintetiza, perfectamente, la intención y el mensaje de todo el recorrido expositivo, tal y como leemos en la carta de San Pablo a los filipenses: “(…) obediente hasta la muerte y una muerte de cruz (…)». Un perfecto resumen de la Pasión de Jesucristo.

El recorrido expositivo va a comenzar en un momento exacto de la Pasión de Nuestro Señor, para convertirnos de forma inmediata, no en turistas o en meros espectadores, sino en parte integrante de la IV estación… Nada más ingresar en el templo por la puerta del mismo (que sería el comienzo de la exposición) nos encontraremos un panel de grandes dimensiones que, además de impedir
la visión del espacio expositivo, nos va a explicar, resumidamente, el título y el objetivo de la misma.

Foto GRANADA COFRADE

Sala I: «Occurrens filium tuum» (Encuentro con Su Hijo).
Se desarrolla en la nave central del templo y consta del montaje de dos pasos de nuestra Semana Santa. No elegidos al azar. Serian el paso de Nuestro Padre Jesús de la Amargura (por ser el único que ha llegado a nuestros días proveniente de una semana santa granadina desaparecida), sobre él la imagen de Jesús Nazareno del convento de San Bernardo (por encontrarse en el espacio expositivo y por su vinculación con la historia reciente de nuestra Semana Santa), por supuesto, con todos los detalles de la estética pasionista granadina (túnica bordada, corona de espinas en plata y cruz ennoblecida). Como además de la IV estación también estamos recreando el cuarto dolor de la Virgen, justo en frente, nos encontramos a la Santísima Virgen (en este caso, la imagen de Nuestra Señora del Olvido, de propiedad particular y talla dieciochesca que encaja perfectamente con la estética que se pretende), en sacra conversación con San Juan Evangelista y Santa María Magdalena (imágenes del misterio del Santísimo Cristo Resucitado, de la Hermandad del mismo nombre, por estar muy en consonancia con los rasgos de la escuela granadina), todo el conjunto bajo el palio de María Santísima de las Maravillas (elegido por su estilo renacentista, en clara alusión a la reconquista de la ciudad, por ser uno de los más característicos de nuestra semana mayor, por poseer los varales más antiguos de las cofradías granadinas y, entre otros muchos detalles, por el recuerdo que sus jarras nos hacen del paso procesional de la custodia de nuestra ciudad).
Varios detalles de esta primera recreación son que el manto de salida que contemplaríamos sería el manto procesional de María Santísima de la Misericordia (manto muy granadino, curioso y original, que calza perfectamente con la escenografía que se busca y un detalle por el 125 aniversario de la talla de la dolorosa) o, en su defecto, el antiguo manto procesional de María Santísima de las Maravillas, que reúne los mismos requisitos que el anterior. En el caso de la imagen del «discípulo amado” solicitaríamos la ropa bordada de la imagen de San Juan Evangelista de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Con respecto al exhorno floral, tendríamos dos posibilidades (en función a los recursos económicos), a.- pensar en flores naturales y b.- optar por creaciones a base de flores de talco (algo, por cierto, muy conventual), de tela y diversos materiales, teniendo en cuenta que se trata de jarras en el paso de palio y un friso en el paso de Cristo.
Resaltar el detalle que la candelería en el caso del palio buscaría asemejarse más a un altar de cultos (el paso es un altar itinerante) recreando estéticas de siglos pasados.

Sala II: «Testibus» (Testigos)
Su título hace alusión directa a aquellos Santos que fueron testigos de la Pasión de Jesús, que, precisamente, por gozar de la santidad se encuentran colocados en las hornacinas y espacios que rodean al templo en cuya nave principal se desarrolla la primera parte de la exposición. Contemplaremos la Santa mujer, «Verónica», del misterio del Santísimo Cristo del Trabajo, el buen ladrón, «Dimas», del misterio de Nuestro Señor de la Meditación, “Longinos” del paso del Santísimo Cristo de la Lanzada, “San Pedro” del paso de misterio del Santísimo Cristo Resucitado, “Santiago” del paso de misterio de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, “Simón de Cirene” del paso de misterio de Nuestro Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras, y, finalmente, el centurión “Cornelio” del paso de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas (el primer gentil bautizado en la fe cristiana, cuya festividad es el día dos de Febrero, que, según la tradición, fue quien condujo a Jesús en el camino hacia el Calvario). A cada lado de las capillas aparecerá un panel explicando la presencia de cada una de estas imágenes.

Sala III: «Ecce Calix» (Este cáliz)
El itinerario nos va a llevar de alguna manera al comienzo, a Getsemaní. Nos encontramos en un lugar con un encanto especial, concretamente, en el coro bajo del Monasterio. Este ambiente reproduce los «cálices» de la Pasión. Lo decimos en plural porque a lo largo de la narración pasionista son varios los cálices o copas, que leemos. En primer lugar, observaremos el ángel

Santa Cena y Victoria. Foto Hdad.

confortador de la Oración de Nuestro Señor en el Huerto, episodio narrado por los cuatro evangelistas, pero son San Marcos y San Lucas, en los que leemos: “(…) Aparta de mi este cáliz (…)”. En un lugar destacado de este espacio nos encontramos con el cáliz de la última cena del misterio de la Santa Cena Sacramental (en recuerdo del sublime momento narrado en Mt.26,28; Lc. 22,20; Mc. 14,23) además, también veremos al sayón del misterio de Nuestro Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras, que porta en su mano el cáliz: “(…) le dieron de beber vino mezclado con hiel (…)” ( Mc. 15,22-28; Lc.23,33-38; Jn.19,18-24).
Para no perder la esencia de donde nos encontramos, podremos observar, en sendas hornacinas, ejemplos de algo tan granadino y tan conventual como son los denominados «Niños Pasionistas» (por una parte, los que son propiedad del Monasterio y, por otra, algún ejemplo más propiedad de particulares o Hermandades).

Sala IV: «Vía Crucis» (Camino de la cruz)
En esta sala se hace un homenaje a este piadoso ejercicio, origen de nuestra Semana Santa, y un recorrido por la Pasión del Señor representado con catorce cartelas de distintos pasos de la Semana Santa granadina, uno por cada estación, (no veremos la Resurrección porque es el final de la exposición). Meditaremos estas estaciones, a través de cartelas de pasos de Cristo de nuestra Semana Santa. Comenzaremos con el vía crucis de esmaltes del paso de Nuestro Padre Jesús de la Paciencia, la primera estación: Jesús condenado a muerte, con la cartela de la Sentencia de Cristo del paso de misterio de Nuestro Padre Jesús del Perdón. Y, así, sucesivamente, incluyendo un detalle muy curioso que es la cartela del pasaje evangélico de la Samaritana (Jn. 4,5-43) el porqué de esta escena se debe, además de la simbología de la presencia femenina en los Evangelios, especialmente en el de San Juan, por la existencia en este habitáculo de un pozo real que era utilizado por la comunidad de religiosas y que no puede quedarse aislado de la intención catequética de esta sala.
En el centro de esta sala contemplaremos el Niño Jesús pasionista de la Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza Coronada, que porta sobre Su hombro la cruz.

Sala V: «Arma Christi » (Instrumentos de la Pasión). Reflexionaremos sobre la Pasión a través de varios detalles extraídos de distintos pasos y titulares pasionistas granadinos. Mientras los contemplamos (algunos o muchos de ellos han pasado inadvertidos a nuestros ojos durante años) también meditamos y a su vez retomamos una piadosa costumbre que se remonta a la edad media, (cómo venerar el conjunto de instrumentos de tortura que forman parte de la Pasión de Nuestro Señor). Veremos la “borriquilla” del misterio de la Entrada de Jesús en Jerusalén, la “jarra” del lavatorio del misterio de la Santa Cena Sacramental, el “cáliz” de la Oración de Nuestro Señor en el Huerto, el “cordón” que ata las manos de Nuestro Padre Jesús Cautivo, los “flagelos” del sayón flagelante del misterio de Nuestro Padre Jesús del Perdón, “caña y clámide” del Señor de la Humildad, “túnica blanca” de Nuestro Padre Jesús del Amor y la Entrega, “palangana” de Pilatos

Jesús Nazareno. Foto GRANADA COFRADE

del misterio de Jesús de la Sentencia, “estandarte del gallo» de la Cofradía del Señor de la Humildad, “soga” del cuello del Santísimo Cristo del Trabajo, “túnica” con bordados del siglo XVIII de Nuestro Padre Jesús Nazareno, “cruz de salida” de Nuestro Padre Jesús de la Amargura, “paño” de la mujer Verónica del misterio del Santísimo Cristo del Trabajo, “dados” del misterio de Nuestro Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras, “mantolin” del misterio de Nuestro Señor de la Meditación, “clavos” de las manos de Nuestra Señora de los Dolores, “corona” de espinas de Nuestro Padre Jesús del Rescate, “INRI” de la cruz del Santísimo Cristo de los Favores, “tonelete” del Santísimo Cristo de San Agustín, “sudario” de la Cruz de Nuestra Señora de las Angustias
Coronada de Santa María de la Alhambra, “lanza” de Longinos del misterio del Santísimo Cristo de la Lanzada, “tambor” de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia, “ángel pasionista” con tenazas de la Soledad de Nuestra Señora, “cruz de guía” de la Cofradía de María Santísima de la Aurora Coronada y “cruz de guía” de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte. En el centro de esta sala contemplaremos la magnífica talla de Jesús de las Burlas de la parroquia de San Ildefonso, que fue titular de la Hermandad de la Sangre de Cristo en el siglo XVI.

Sala VI: «Peccata Mundi» (Pecados del mundo).  Espacio dedicado a personajes secundarios que procesionan en varios pasos de nuestra Semana Santa, que ocasionaron dolor al Redentor y que, en cierta manera, representan los pecados de la humanidad. Sin duda alguna, una sala curiosa, donde observaremos el «zaqueo» del misterio de la Entrada de Jesús en Jerusalén, “Judas Iscariote” del misterio de la Santa Cena Sacramental, “Poncio Pilatos” del misterio de Jesús de la Sentencia, «Gestas» el mal ladrón del misterio de Nuestro Señor de la Meditación, el “sayón y el sumo  sacerdote” del misterio del Señor de la Humildad, conocido popularmente como el «vizco», el centurión “Petronio” del misterio de Nuestro Señor de la Resurrección.
Presidiendo el centro de esta sala, en clara alusión al mensaje de la misma veremos sobre un pedestal a una magnífica imagen del arcángel San Miguel propiedad del cenobio en el que nos encontramos, sin obviar la singular devoción de Granada por este arcángel.

Sala VII: «Compassio Mariae» (Maria Corredentora). Nos encontramos en la estancia de mayor tamaño y más noble de esta parte de la exposición, concretamente en el antiguo refectorio. Tal y como su nombre indica, esta sala es un claro homenaje a la imprescindible figura de la Virgen María en nuestra fe, en nuestra Iglesia, en la Pasión del Señor y, por supuesto, en la religiosidad  popular. Este mensaje está orquestado en tres estéticas distintas. Por una parte, podremos contemplar alrededor de la sala siete imágenes de dolorosas que han formado parte de la historia de nuestra Semana Santa, serian:
*Nuestra Señora de los Dolores de la parroquia del Corpus Christi (por ser la primitiva Virgen de la Luz).
*Nuestra Señora de la Estrella del convento del Santo Ángel Custodio (primera imagen mariana de esta misma advocación),
*Nuestra Señora del Rosario, la «vicaria» (por haber sido titular de la cofradía de Ntra. Sra. del Rosario),
*Antigua dolorosa de la Amargura del convento de las Madres Comendadoras de Santiago,
*Antigua dolorosa de Nuestra Señora de la Consolación, del mencionado anteriormente convento del Santo Ángel
* De la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración, la anterior dolorosa, Nuestra Señora del Mayor Dolor
*De la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Perdón, la dolorosa cariñosamente conocida como «Aurora chica».

Existen más imágenes dolorosas en este sentido que podrían utilizarse para este fin, en caso que alguna de las imágenes propuestas no fuese cedida. Decir también que estarán exornadas con bellas piezas del bordado de nuestra semana mayor, propiedad de los distintos ajuares de nuestras dolorosas actuales. Indicar que el número siete es rememorando el piadoso ejercicio del Via Matris, donde recordamos los siete dolores de la Virgen María. Estas dolorosas se expondrán sobre siete peanas iguales en color y tamaño y acompañadas a ambos lados por un panel explicativo sobre la imagen en sí y por una pintura alusiva a cada uno de los siete dolores (estas pinturas, iguales en tamaño y concepto pero teniendo en cuenta la libertad creadora de cada artista, se pedirán de forma altruista a siete pintores relacionados con nuestra Semana Santa).
Por otra parte, intercalándose con estas dolorosas que, repetimos, están a la altura de la pared blanca, saldrán unos paneles en color negro con alusiones a distintos aspectos mariológicos en los que una frase nos indicará el sentido y una pieza de artesanía cofrade acompañará, a modo de ejemplos, en el primer panel la frase será: «(…)como lirio entre cardos es mi amada entre las doncellas (…)» (Cantar de los cantares 2,2) acompañando esta cita veremos la saya negra de «cardos» de Nuestra Señora del Amor y el Trabajo y el manto de vistas también de «cardos» de María Santísima de la Amargura Coronada.
En otro de los paneles leeremos: «Reina de los Mártires»…» Rosa Mística» (de la letanía del Santo Rosario) y junto a este texto las bambalinas frontal y trasera del palio de María Santísima de la Merced. Otro de ellas será donde se lea: » A María no tocó pecado primero» e irá acompañado de tres magníficos «simpecados» sin asta (para dar una sensación más museística) como son los de las cofradías de Nuestra Señora del Rosario, de Nuestra Señora de la Esperanza Coronada y de la cofradía del Santísimo Cristo de San Agustín.
En el centro de esta sala, presidiendo, nos deleitaremos con una recreación absolutamente nueva pero plena de granadinismo y significado, nos estamos refiriendo al hecho de contemplar el paso de Nuestra Señora de las Angustias Coronada de Santa María de la Alhambra a la altura de nuestra vista (elegido por ser icónico de nuestra Semana Santa y porque eso, es exactamente, la Virgen María… el mejor palacio que Dios eligió para sí) y sobre él, la bellísima imagen de la Virgen de las Angustias de la parroquia de San Andrés.

Sala VIII: «Consummatum est» (Todo está cumplido).  En un recoleto lugar que está comunicado inmediatamente a continuación de la sala VII, nos encontraremos uno de los espacios más  sugerentes de todo el recorrido expositivo, una habitación completamente oscura con suelo y paredes en color negro presidida por un Crucificado expirante (podría ser el propio del convento si hubiese posibilidad de bajarlo de su ubicación actual o el Cristo de la Expiración de la sacristía de la iglesia de Santa Ana) iluminado de forma tenue y directa. Frente a Él, y como única compañía en todo este espacio, estará la dolorosa perteneciente al convento en el que nos encontramos que probablemente fue obra de las hijas del insigne Pedro de Mena (religiosas de este convento).
En este momento exacto el recorrido expositivo enfila su recta final y a su vez abarca más facetas, más detalles tanto con respecto a la exposición en sí como al lugar donde nos encontramos. Explicamos de que se trata, hemos abandonado con la sala VIII los espacios de carácter más museísticos, nos espera un pequeño pasillo y a nuestra izquierda en un recóndito espacio abovedado recrearemos un piadoso rincón en el que, rodeado por cortinas de damasco rojo y bajo una pequeña bóveda pétrea, contemplaremos un bello busto de un Ecce Homo de escuela granadina. Habremos salido de nuevo al claustro principal, con su bellísimo patio, y, a nuestra derecha nos espera un rincón pleno de sabor conventual. Tras una ventana observaremos un pequeño locutorio que se conserva intacto en todo su sentido, con su consiguiente reja, tras ella y ante nuestros ojos estaremos contemplando una imagen de vestir de Santa Teresa de Jesús, con todos sus atributos y sentada en una mesa escribiendo…esta recreación es para no olvidarnos del sentido para el que fue levantado este recinto en el que se desarrolla la exposición.
Una vez que veamos el patio central de nuevo ante nosotros, tendremos de frente una parte importante del mismo, una regia escalera en la estarán situadas a modo de Calvario, tres cruces, pero vacías y realizadas en taracea granadina, evocando que nos encontramos en el final de la Pasión y homenajeando la artesanía granadina. Estas serán a ambos lados las cruces de guía de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Lanzada y la de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en el centro la cruz guía de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias Coronada de Santa María de la Alhambra. Detrás de esta misma escalera nos espera un rincón delicioso y prácticamente oculto en él veremos una «chia» de la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, algo muy nuestro y
que además nos introduce en la siguiente sala.

Sala IX: «Sepulcrum Vacuum» (Sepulcro vacío).  Exactamente nos encontramos en la ante sacristía, por tanto, al igual que ocurría con otras dependencias muy características de un espacio como es un convento, el espacio no ha sido alterado por los elementos expuestos, esto es, que el mobiliario original se mantiene y en los espacios libres se dispondrán expuestos unos elementos muy
concretos. Veremos la magnífica urna de carey y plata que contiene habitualmente la imagen de Cristo muerto de la Cofradía del Santo Entierro, pero en este caso tal y como indica el título de la sala, estará vacía. Además, observaremos colocados en sendos pedestales negros y a distintas alturas los «cuatro jinetes del Apocalipsis» del paso del Santísimo Cristo de la Redención.

Sala X: «Resurrexit» (Resucitó)
Nos encontramos en la sala que alberga el mensaje que da sentido a toda la exposición, Jesús ha vencido a la muerte y ha resucitado, nuestra fe tiene sentido. Se desarrolla en un entorno muy elegante, estamos en la sacristía, la veremos presidida por una imagen bastante singular, un antiguo “Varón de Dolores”, titular de la cofradía de ese mismo nombre del siglo XVIII granadino, que posteriormente fue transformado en Resucitado e incluso procesionado por la Real Federación de Hermandades y Cofradías de nuestra ciudad en el Domingo de Resurrección del año 1929. La imagen recreará este importante hecho junto con los romanos del misterio del Señor de la Resurrección. En diferentes puntos de la sala acompañan a la escena las cartelas del paso de la Hermandad del Señor de la Resurrección mostrando distintas cristofanías (apariciones de Jesús Resucitado). Y, de fondo de todo, el conjunto simbolizando que Su Resurrección es prenda de futuro para todos nosotros tal y como lo hizo con la Gloriosa Asunción de Su Madre, contemplaremos el magnífico techo del palio de Nuestra Señora de la Esperanza Coronada.
Finalmente comentar que en esta sala se expondrán distintos signos de la divinidad de Jesucristo, tales como potencias y nimbos. Y, como indicativo de lo que nos espera en el final de la exposición estará expuesto el símbolo del «pelícano bueno» representado con el «entrecalle» del palio de Nuestra Señora del Amor y el Trabajo.

Sala XI: «Hoc est Corpus Meum» (Este es mi cuerpo). El broche de oro del recorrido expositivo nos hace regresar de nuevo al templo, en este caso nos encontramos en el presbiterio, en homenaje a la Eucaristía, el resumen sublime de la Pasión, el sacrificio incruento del Señor, la presencia perenne de Jesús entre nosotros, representado, en este caso, en la simulación de un monumento  Eucarístico del Jueves Santo. Será probablemente, la única recreación de toda la exposición (junto con el montaje de los pasos con los que comenzaba nuestro recorrido) que obedecerá a criterios
estéticos tradicionales y cofrades en vez de museísticos y expositivos. Para ello se utilizará el altar mayor del templo y se centrará en el sagrario que continúa vacío desde que la comunidad religiosa abandonó este especialísimo lugar. De esta forma todo termina en el mismo lugar que comenzamos, con la importante indicación que la puerta de salida es distinta a la de entrada, concretamente se saldrá por la calle Gloria.
Especificar que este dossier es grosso modo, que todo está muy pensado y meditado como, por ejemplo, que todos los paneles, textos explicativos y pedestales serán en blanco y negro en homenaje al hábito de la orden del Cister que levantó el Monasterio donde se pretende desarrollar la exposición. Y que, por supuesto, en el contenido expositivo estarán representadas todas y cada una de las Hermandades y Cofradías penitenciales granadinas, amén de pretender ser un homenaje a nuestra historia cofrade, una muestra de las joyas que Granada posee en su Semana Santa y un reflejo de las muy buenas múltiples artesanías que atesoramos.