23 de noviembre de 2024
Actualidad

Interesantes aportaciones del profesor José Antonio Díaz sobre la imagen de la Soledad en el Calvario

El aniversario de la hechura de la imagen de Nuestra Señora de la Soledad en el Calvario se cumplió en agosto último y la hermandad del Santo Sepulcro lo trasladó a algunos de sus hermanos a través de una conferencia que ofreció el profesor universitario e historiador, José Antonio Díaz. Fue una charla de contenido interesante y muy bien explicado por el conferenciante, dentro del marco de los actos preparatorios de la celebración del Centenario de la refundación de la cofradía del Santo Sepulcro que lo cumplirá en el año 2024.

«Esta imagen tuvo su primera advocación como Nuestra Señora de los Dolores, fundado por el arzobispo de Granada Pedro Escolano en 1668 en el Oratorio de San Felipe Neri como Titular de la hermandad de los Servitas» recordó el ponente. Repasó momentos de la fundación de la cofradía, del encargo de la imagen y de la realización de la talla por la que abonó la cofradía 3.600 reales que era una cifra «considerable» habida cuanta de que la talla del Cristo de la Misericordia costó 2000 reales, desveló también la historia de las manos puesto que inicialmente las realizó José de Mora cerradas  de tipología «sagrera» es decir la concibió para que se le pudiera poner en sus manos una custodia para la veneración del Santísimo. «Se sabe que una devota de la imagen le costeó un sagrario cardiomorfa (en forma de corazón) para colocar la Eucaristía en las exposiciòn el Santísimo. En 1706 la congregación decide que José de Mora realice unas nuevas manos cruzadas en la postura actual para que las manos no ocultaran el bello rostro de la Dolorosa «.

También contó a la redacción de GRANADA COFRADE que la imagen se talló con toda probabilidad en el taller familiar que tenía la familia Mora junto al convento de Santa Isabel la Real, en el Albaicín. Mora tenía 29 años en 1671 y «aun andaba yendo y viniendo de la Corte pues aún ha conseguido el título de «escultor del Rey» y desde allí se debió trasladar en procesión hasta el Oratorio de San Felipe Neri en aquella noche del primero de agosto de 1671 y «aun sin estar bendecida la imagen ya se le atribuyeron milagros y recibió gran veneración».

José Antonio Díaz exaltó la realización de la talla y la policromía empleada que «tiene muy en cuenta el juego de sombras que produce, por ejemplo, el velo sobre el rostro de la Dolorosa, con distintas tonalidades y en realidad refleja los altos conocimientos de Cano convirtiendo la pintura en imágenes de bulto redondo».