Viernes de casi normalidad total si no fuese por la marca que aún deja de la pandemia el uso de las mascarillas y que son recomendables de manera muy certera en estos días por la masificación de calles y plazas, lugares de salidas y regresos y espacios de hostelería donde se producirán también aglomeraciones de público, fieles y cofrades. El Viernes de Dolores fue una maravillosa antesala para los granadinos y los visitantes que han buscado nuestra ciudad para pasar estos días próximos de manera que se notaba y bien su llegada y el deseo de ir a ver actividades cofrades. Sin duda alguna estaba ayer la actividad y actualidad en el Campo del Príncipe, espacio donde se volvió a reflejar la enorme devoción que siente el pueblo granadino por el Señor de los Favores.
Desde antes de las diez de la mañana ya había público y fieles deseosos de subir la escalinata hasta lo pies del Crucificado para orar ante Él, pasar un objeto, un pañuelo, abrazarlos o besarlos. Aunque era veneración hubo quien no se pudo abstraer. Aunque no hubo un control certero de número de personas y fieles que pasaron por el Campo del Príncipe, haciendo una estimación serían unos seis mil granadinos fluctuando el ritmo de su paso de mayor a menor, conforme avanzaban las horas de la mañana al mediodía y de las primeras horas de la tarde en adelante, hasta la noche, produciéndose un mayor flujo a partir de las seis de la tarde cuando se produjo una larga cola para poder subir unos instantes para venerar la imagen pétrea del Señor de los Favores. Hasta las diez menos cuarto de la noche estuvieron visitando y orando al Señor de los Favores, dando por concluido el acto después de casi once horas históricas para Granada.