La Virgen del Rosario presidió la tarde del Día de la Hispanidad por las calles de Granada
Casi cuatro horas estuvo en las calles del Realejo y centro de la ciudad la imagen de la copatrona granadina, la Santísima Virgen del Rosario. Vistiendo el manto que le regaló la reina Isabel de Farnesio en 1730, en fondo de hilo de oro, brocado en sedas, la venerada imagen presidió la procesión en la que participaron más representaciones e instituciones que nunca. A las hermandades de gloria hay que unir buena parte de las de la Virgen del Rosario de la provincia «con las que tenemos hermanamiento» como refirió a la redacción el hermano mayor Juan de Dios Morillas, así como las de penitencia de la parroquia de Santa Escolástica y de San Cecilio, además de las del Nazareno y Jesús de la Paciencia. Estaban los colegios de Santo Domingo y del Rosario, también del Realejo y los colegiales del Mayor Santa Isabel la Real, con su director Juan García Montero y su esposa, María Ángeles Molina, ambos mayordomos de la Archicofradía en el presente año. A su lado el director espiritual de la Archicofradía, fray Antonio Larios.
El Ejercito también estaba. Acompañó al cortejo el coronel de la Base Aérea de Armilla, José Molino, y el Subdelegado de Defensa, Federico González-Vico, además de representantes de la Guardia Civil y Policía Local. En la representación municipal estaba el alcalde, Francisco Cuenca, junto a los ediles Paloma Gómez, de Vox; Carlos Ruiz, del PP y Sandra Rodríguez, del Partido Socialista.
El cortejo contó con la participación de representación de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén y de los Reales Tercios de España. Abría cortejo la banda de cornetas y tambores de Jesús Despojado y lo cerraba la banda de Los Ángeles, de Granada, dirigida por Manuel Elvira. En la salida, a las órdenes de Alberto Ortega, se ponía la imagen de la copatrona de Granada con la Salve Marinera y poco después interpretaba «Granada del Rosario», de Cristóbal López Gándara. Con un ambiente extraordianario se acompañó al cortejo de gloria que se vio muy arropado por granadinos y visitantes que se sorprendieron al ver la procesión en una ciudad abarrotada de público en estos días festivos del otoño.
Faltaban cinco minutos para las diez de la noche cuando se adentró la imagen de la Virgen del Rosario en el interior de Santo Domingo, despedida por una palma real y los aplausos de los asistentes a la recogida de la Archicofradía.