23 de noviembre de 2024
Actualidad

Cinco tramos para el pregón del Señor de Granada

«Sabes bien, Señor, mis días de engaño y silencio y de la ausencia de las letras que hoy comienzan» refirió el pregonero de la hermandad del Señor del Rescate, Javier Sierra Antequera en el brillante y sentido pregón que ayer ofreció al Titular de la cofradía de la Magdalena. Una cita que concentró a numerosos hermanos de la corporación que se vieron acompañados también por la hermana mayor de la cofradía de la Virgen de la Cabeza, de gloria, establecida en la misma sede, Francisca Medina, y junto a ella el hermano mayor de la cofradía de la Sagrada Lanzada, Enrique Trujillo, de la que fue hermano mayor el pregonero hasta junio del pasado año. Acompañó la lectura del pregón el consiliario de la cofradía, párroco de la Magdalena y deán de la Catedral, Eduardo García.

El pregonero había sido presentado por el cofrade y arquitecto de la fachada y puerta de la parroquia de los Dolores, Luis Ignacio Fernández-Aragón Sánchez con palabras de amistad y recuerdos de viajes y convivencias surgidas como amistad perpetua después de las obras de aquella mítica fachada. Fue un acto en total de cincuenta minutos de duración en los que la palabra del pregonero fluyó dinámica y certera como dardo que se gira hacia el corazón, con sentimientos, vivencias y oraciones fijadas en el rostro del Señor. Un pregón que se inició a escribir el día 3 de marzo, en fecha reciente, tras la celebración del besapie al Señor en el primer viernes de cuaresma «aunque siempre decía que lo tenía preparado de antemano». En cinco chicotás o tramos dividió el texto. Llamó al Señor «Padre de locura irresistible» y recordó cómo se iba su padre biológico, Manolo Sierra, en la madrugada del último Martes Santo poco después de recogerse el Rescate en la Magdalena, con  una oración directa al Señor «que ya lo tienes junto a tí, mientras pedía salud para mi enfermo que ya caminaba viendo como se apagaban los últimos latidos de un cordón umbilical al que me agarraba».

Javier Sierra soñó que «será realidad que algún día por esta puerta saldrá nuestra Gracia y Trinidad, da igual como te quieran llamar, que nada me extraña. Eres la Madre de las Madres y ya sueño que se acerque la verdad. Y más grande sea el sueño de esta bendita noche que de esta calle que el santo Papa que aclamaba a Jesús por María» y finalizó este tramo señalando que «sueño con verte atravesar los dinteles como la nueva Emperatriz para Granada», reclamando la unión de la imagen de la Virgen que la cofradía tiene en mente alguna vez vincular a su devoción.

El pregonero pidió que la parroquia de Santa María Magdalena tenga rango basilical por albergar en su interior a Nuestro Padre Jesús del Rescate al que se refirió en numerosas ocasiones como el «Señor de Granada, eres nuestro Señor de Granada y para Granada. De amor es tu Granada que brota de un corazón que reparte más amor. Dios mio, como estar aqui y no compartir esta sensación», señaló mientras declamó una oración de intenciones en las que reflejó los sentimientos que despiertan todos los Titulares de las cofradías de Granada poniendo por sello primero el título de «Señor de Granada» y emocionante final del tramo uniendo las advocaciones del Rescate y Favores «porque mirarte maniatado andando por Granada no hace falta que te hable para saber que dices… ya veis la perfección de su mirada y sean sus devotos quien te aclamen, sea un clamor gritado, que seas coronado… como Señor de Granada». Su último tramo lo dedicó a anunciar la llegada de su salida procesional para pedir ayuda «al costaleros para hacerme el costal y a ceñirme la faja. Déjame, nazareno de largo capirote que te recoja a tu cintura el fajín y lleve la botonadura que te ayude a vestir tu capa de la añoranza». Una vivencia interna de deseo de compartir el Lunes Santo con la hermandad porque «Tú todo lo puedes y lo alcanzas. Mi frente agarrada a la arpillera de amarte y deslizarte la suela chirriante ante el silencio que aclama tu espera… y noto como entra el incienso por los respiraderos del mismo cielo».