El capataz Miguel Ángel Roldán, premio «Martillo de Plata»
Con el agradecimiento al capataz José Ibáñez y a José Manuel Rodríguez Quesada, el galardonado con el premio «Martillo de Plata» que concede José Ruiz «Kiki» inició sus palabras Miguel Ángel Roldán, capataz de la Santa Cena, de la cofradía de Jesús Nazareno y de la Soledad de San Jerónimo. «En este premio reconozco la entrega y el trabajo desarrollado durante años y el buen hacer en las hermandades que han contado con él», señaló a nuestra redacción el artesano de la joyería y cofrade, José Ruiz, satisfecho por la respuesta de gente, cofrades y costaleros que llenaron totalmente la Sala Capitular de la Archicofradía del Rosario. «Es un honor para mi poder juntar a tantos costaleros y capataces de Granada. Estoy emocionado», indicó.
El acto estuvo presidido por el sacerdote Javier Sabio, consiliario de la cofradía de Jesús Nazareno, acompañado por el hermano mayor de la del Rosario, Ramón Marín. Primero unas palabras de presentación del acto y del galardonado y después, José Ruiz entregó el Martillo de Plata a Miguel Ángel Roldán. «Vamos evolucionando dentro de las posibilidades y los momentos de cada cofradía y lo importante es seguir y dar continuidad a la trayectoria costalera de nuestra ciudad», señaló Roldán González después de recibir la insignia de manos del organizador del acto. «Un abrazo enorme y los llevo en el corazón a toda la gente con la que yo he trabajado siempre, tanto debajo como fuera. Es para agradecer tanto esfuerzo durante numerosos años». El capataz se vio acompañado por sus habituales colaboradores, Francisco José Ruiz, Pedro Fernández, José Carlos Torres, Diego Santiago y a todos los que forman parte de los equipos que dirijo y de los que yo soy uno más». Sus palabras finales fueron para destacar «la humildad con la que tenemos que trabajar porque estamos al servicio de las hermandades, que no pintamos nada tanto los que vestimos el terno negro y los que se colocan el costal. Estamos al servicio de las cofradías». Por su parte, finalmente, el sacerdote Javier Sabio reflexionó sobre el sentido del premio y del trabajo «con amor que ha de desarrollar todo capataz y todo costalero».