Participación y revisión del pasado para seguir creciendo, en el centenario de la revitalización de la cofradías de la Soledad y Descendimiento.
La experiencia personal de cada uno de los integrantes de la mesa – redonda de la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad en su centenario abrió el turno de intervenciones en la cita primera de este tipo de celebraciones. En la mesa estuvo el hermano número dos de antigüedad de la corporación del Viernes Santo, José Ubago, junto con el número tres de la nómina de hermanos, Nicolás Crespo. Le acompañaron dos hermanos también comprometidos con la cofradía, Miguel Córdoba, nieto del que fuera hermano mayor Marcelo Salmerón, y cofrade desde los siete años, y Francisco Javier Crespo, también hermano y conocedor de la historia de la cofradía.
Los recuerdos y situaciones personales se pusieron sobre la mesa de todos los participantes a los que se unió el consiliario de la cofradía, Francisco Ariza, agustino, que tuvo también unas acertadas intervenciones para reflejar cómo fue su inicio con la hermandad y cómo la veía el en el futuro «siendo una cofradía principalmente de una profunda religiosidad que se ve en el recorrido de la hermandad. Tal vez se conozca más por lo externo que por lo interno pero la vida interior de la cofradía está muy viva», indicó. Todos ellos aportaron importantes apreciaciones del pasado y del presente, de la evolución de la hermandad y de como la veían ellos en el futuro «con una alta dosis de esperanza», como indicó el consiliario.