Oración y silencio en la subida al paso del Cristo de la Expiración
Hay noches al cabo del año que dejan sensaciones dispares en el alma de cualquier granadino. La del Domingo de Pasión lleva el sello del negro y blanco escolapio y la ilustración del Hombre asido a la cruz arbórea elevado sobre las cabezas de cuantos llenan el templo calasancio y con el monótono sonido de la polea que lo sube hasta el coro del templo para depositarlo, suavemente y con mucho primor, en el cajillo desde el que pasará por Granada mirando al cielo. Es el Cristo de la Expiración, que fue portado por miembros del Ejército del Aire de la Base Aérea de Armilla hasta el paso procesional.
Un ritual coordinado en la oración por el párroco y consiliario, Juan Bautista Amat, y con la aportación musical de la sección de metales de la agrupación musical «La Fe» que ofreció composiciones y cantos litúrgicos que invitaban a la reflexión y oración, siendo «La Muerte no es el final» cuando el Santísimo Cristo de la Expiración estaba ya cayendo en el paso y finalizando la maniobra esperada de cada Domingo de Pasión.
Durante la tarde estuvo expuesta la imagen del Cristo de la Expiración en besapies en el presbiterio del templo. Tras la Eucaristía de las ocho de la noche se inició el ritual con el cortejo de cera que precedía al cuerpo litúrgico. En esas filas estaban veteranos hermanos y personas designadas por la hermandad para acompañar a la imagen venerada. Estaba la pregonera de la Semana Santa, Mamen Sánchez, y el presidente de la Asociación «La Veste Rossa»de la Región de La Puglia del Sur de Italia, Gigi Montenegro, estos días en Granada para la exposición que se desarrolla en el Colegio Farmacéuticos. En la presidencia, la hermana mayor Fátima Valenzuela, acompañada por el Coronel Jefe de la Base Aérea de Armilla, Miguel Durán Gálvez; el presidente de la Federación de Cofradías, Armando Ortiz, y los ediles municipales Francis Almohalla y Encarnación González.