«Esta bella imagen de María nos muestra la Victoria y la Esperanza para los cristianos», dijo monseñor Gil Tamayo en el X aniversario de la coronación de la Virgen de la Amargura

Monseñor Gil Tamayo presidió la Eucaristía del X aniversario de la coronación de la Virgen de la Amargura.
Ayer domingo estuvo expuesta en besamanos la imagen de María Santísima de la Amargura, Titular de la hermandad de la Oración en el Huerto de los Olivos. Se celebró también por la mañana la Eucaristía y función solemne en el recuerdo del décimo aniversario de la coronación canónica de la Santísima Virgen. Una jornada en la que también recibieron sus insignias los hermanos que cumplieron veinticinco, cincuenta y setenta y cinco años en esta corporación del Lunes Santo realejeño. Además, se consagraron los niños a la Santísima Virgen.
En la jornada de la víspera el prelado granadino presidió la Eucaristía del triduo celebrado los días anteriores. Monseñor Gil Tamayo significó la celebración de la víspera del Domingo de la Ascensión del Señor a los cielos indicando que «María es el reflejo de lo que debe ser la Iglesia». El prelado recordó que «la Eucaristía es el encuentro del Señor con su Sangre y su Cuerpo, importancia que cobra aún mayor relevancia en el Día de la Ascensión, pues Él aseguró que se quedaría con nosotros». Habló también de este décimo aniversario de la coronación de la Santísima Virgen que «está en el cielo en cuerpo y alma. Ella es la imagen de la Iglesia. Ella es la Llena de Gracia y Hermosura y Dios no podía consentir que conociera la corrupción del cuerpo». Monseñor José María Gil Tamayo también se refirió a la advocación de la Virgen de la Amargura «que hace referencia a los Dolores de la Madre de Dios que representa esta bella imagen de María que está con nosotros. Ella es la representación de la Victoria y de la Esperanza para los cristianos, que tanta falta nos hace en medio de nosotros» recordando finalmente la importancia de la vida contemplativa en la sociedad actual, en referencia a la comunidad religiosa de monjas Comendadoras, que «muestran los valores de allí arriba».
Una celebración participativa y concelebrada por los claretianos, Juan Jesús Gea, párroco del Espíritu Santo y del consiliario de la cofradía, Ramón Crucera, y el secretario particular del Arzobispo, David Salcedo. Estuvo cantada por la comunidad de monjas Comendadoras de Santiago.