12 de noviembre de 2025
Actualidad

Granada renueva con flores su amor a la Patrona

Un año más llegó el 15 de septiembre y Granada acudió fiel a su cita con la Virgen de las Angustias. A primera hora de la tarde, la Carrera de la Virgen se convirtió en un auténtico hervidero: mientras unos ultimaban los preparativos en la tarima de autoridades, otros se acercaban a la Fuente de las Batallas para adquirir flores destinadas a la Patrona. Desde las cuatro de la tarde ya había devotos haciendo cola para ser los primeros en entregar sus ramos en el turno vespertino. No obstante, muchos fieles habían aprovechado la mañana para realizar su ofrenda, logrando cubrir en la franja matutina casi una cuarta parte de los paneles instalados en la fachada del templo.

A las cinco y media, hora señalada por la Hermandad Patronal, las campanas de la Basílica repicaron a gloria anunciando la apertura de las puertas y la inminente salida de la venerada imagen. Instantes después, la Virgen fue recibida entre aplausos y vítores de los cientos de granadinos congregados en la Carrera. Para la ocasión, la Sagrada Imagen lucía la Corona del Mariscal Cerviño (1797) y el Manto de los Alféreces (1940), y aparecía exornada con rosas en tonos violáceos y amarillos. Situada en el dintel, y tras ultimar el exorno floral, dio comienzo el acto institucional de la Ofrenda Floral y Solidaria.

El encargado de abrir la ceremonia fue el arzobispo de Granada, monseñor Gil Tamayo, quien en una breve alocución pidió a la Virgen paz para el mundo y consuelo para quienes sufren a causa de la pobreza, la droga o la exclusión. A continuación, comenzó la entrega de ramos por parte de autoridades, hermandades —tanto de gloria como penitenciales—, asociaciones civiles y formaciones musicales, entre ellas coros, agrupaciones, la tuna y el grupo de Coros y Danzas, junto a numerosos devotos llegados desde distintos puntos de Andalucía e incluso del extranjero.

Dos momentos destacaron especialmente por la expectación que suscitan cada año. El primero, la ofrenda del Cuerpo de Bomberos de Granada, que desplegó su escala hasta situarse frente al Corazón con las siete llagas que corona la fachada de la Basílica. Una maniobra de unos quince minutos que, como siempre, arrancó prolongados aplausos del público. El segundo llegó apenas media hora después, cuando el sonido de las aspas anunció la llegada del helicóptero del Ala 78 del Ejército del Aire y del Espacio, con sede en la Base Aérea de Armilla. Desde la aeronave, con las puertas abiertas, dos militares lanzaron la tradicional “petalá” en dos pasadas sobre la Carrera, no sin antes saludar al pueblo desde las alturas.

Pasadas las ocho de la tarde concluyó el tramo institucional de la Ofrenda, aunque la participación popular se prolongó durante casi tres horas más, colmando los paneles instalados en la fachada del templo. Una vez más, quedó patente que Granada no entiende de días festivos, altas temperaturas ni largas esperas cuando se trata de venerar a su Patrona, la Virgen de las Angustias.