17 de diciembre de 2025
Actualidad

Paseo granadino para la «Reina de Roma», rememorando la visita a la Ciudad del Vaticano de hace veinticinco años

Admiración por el nuevo paso de palio bordado por el cordobés Pérez Artés y el taller granadino de Martínez Hurtado, con «gloria» de Manuel Obregón.

Con el trio de «Pasa la Virgen Macarena, de Pedro Gámez salía la Virgen del Mayor Dolor rememorando los veinticinco años de su estancia en la Ciudad del Vaticano y la bendición del Santo Padre San Juan Pablo II. Seis horas y media después regresaba a San José de Calasanz a los sones de la marcha de Abel Moreno, «Encarnación Coronada». Se estrenaba el paso completo de la Santísima Virgen siguiendo el diseño original de Pepe Asián de hace veinticinco años con bordados en las caídas del palio del cordobés Francisco Pérez Artés y con el techo de palio diseñado y bordado por José Manuel Martínez Hurtado. Se coronaba el mismo con el espléndido trabajo salido de los pinceles de Manuel Obregón que mostraba su satisfacción en la salida a esta redacción, dispuesto a darlo todo bajo las trabajaderas de la «Madonna».

Un recorrido que estuvo salpicado por numerosos momentos emotivos. Al cruzar el Genil muchos recordaron el puente del Santo Ángel, de Roma, cruzando el Tiber o la llegada a la basílica de Nuestra Señora de las Angustias donde fue recibida con el himno nacional salido de la interpretación al órgano de María Angustias Linares y la interpretación de la Salve Regina. Sonaba «Mayor Dolor» para la Reina de Roma salido de los instrumentos de la Banda de la Asociación Musical «San Isidro», de Armilla que dirige Melchor Perelló. Allí fue recibida por la hermandad patronal con su hermano mayor Antonio González y el párroco, Blas Gordo. A su lado, el consiliario de la hermandad escolapia Juan Bautista Amat, que había acompañado el cortejo revestido tras el palio de la Santísima Virgen.

Por delante de la cruz alzada ofreció sus sones, de una calidad más que de sobra reconocida, la banda de cornetas y tambores de Jesús Despojado, dirigida por Ignacio García. En la comitiva religiosa formaban las hermandades del Santo Crucifico de San Agustín, tras la cruz parroquial. Después, la del Cristo del Trabajo, la hermandad de la Redención, Jesús Nazareno, Estrella y la de gloria de Nuestra Señora del Rocío, hermandad de la Concepción, Perdón y Aurora y la cofradía de la «Borriquilla». Le seguían las Maravillas, la Oración en el Huerto, la del Cristo del Consuelo, la Esperanza, Humildad, Santo Sepulcro y cerrando este tramo, la cofradía del Santo Vía Crucis. Estaba presente también la hermandad sacramental de Nuestra Señora de las Angustias y un total de treinta y tres parejas de hermanos de la cofradía escolapia, con la bandera pontificia escoltada con varas de acompañamiento y, finalmente, los hermanos mayores de las cofradías que quisieron acompañar al cortejo en la antepresidencia. Otra antepresidencia estaba formada por mandos del Ala 78 de la Base Aérea de Armilla, antiguos hermanos mayores de la cofradía del Paseo de los Basilios con el consiliario de la hermandad, Juan Bautista Amat y el canónigo de la Catedral Moisés Fernández.

En la presidencia estaba la hermana mayor, Fátima Valenzuela, junto con el coronel de la Base Aérea de Armilla, Joaquín Aguirre, y la edil Encarnación González, presidenta de la Junta Municipal del Distrito Genil y hermana de la cofradía escolapia. Junto a ellos, el presidente de la Real Federación de Cofradías, Armando Ortiz.

Rosas, principalmente, en las jarras del paso de palio de la Virgen del Mayor Dolor para recordar estos veinticinco años de la peregrinación a Roma de esta cofradía granadina, la única que ha pisado con su paso de palio la Ciudad del Vaticano y ha sido bendecida por el Santo Padre. Fresias, nardos, rosas pitiminí y algunas variedades más daban forma al adorno floral dispuesto por Floristería Ana para esta ocasión extraordinaria.

Dos cuadrillas del paso de palio de la Virgen del Mayor Dolor se turnaron durante la noche, junto a una del paso de Cristo. A su alrededor los capataces que participaron en aquella ocasión histórica, con Ignacio Cuerva, Alfredo Alcalde y parte del cuerpo de capataces de entonces. Estaba el capataz actual, Lolo Sánchez Valenzuela y el del paso de Cristo, Luis Gallegos.

Después de la visita a la Patrona de Granada continuó el camino con el acompañamiento de numeroso público, turistas y curiosos que se iban acercando a contemplar y a rezar ante la Virgen, llevándose también algún recuerdo fotográfico o audiovisual para recordar en el futuro. En la parroquia de San Matías esperaba la hermandad de Jesús de la Paciencia, donde fue recibida a los sones de «Emperatriz del Realejo» y en Santo Domingo, las hermandades de la parroquia junto con la de la Santa Cena con la que mantiene vínculos de hermandad al nacer de ésta, la cofradía escolapia gracias a los esfuerzos de la junta de gobierno de entonces que capitaneaba José Gómez Sánchez-Reina por los años cincuenta del pasado siglo.

Oración en Santo Domingo ante la «Reina de Roma» y regreso, acumulando ya cierto retraso que se pudo recuperar por el entorno de la plaza de los Campos, bajando por Cuesta de Aixa o alcanzando Ancha de la Virgen y regresar por la Carrera, Humilladero y Puente Romano entrando en su sede canónica tres cuartos de hora después de lo convenido. «Palio Blanco», «Virgen de Andalucía», «Rosario de Montesión», «Saeta» y «Al Cielo la Reina de Triana» fueron algunas de las marchas que sirvieron, ya de recogida, como alabanza a la Virgen del Mayor Dolor en su veinticinco aniversario granadino y romano salidas de la espléndida interpretación de la que dio muestra, una vez más, la banda armillera, entregada a la calidad y al esfuerzo de interpretación de una cruceta con más de cuarenta marchas procesionales.