LAS GABIAS: Fiesta grande de la Virgen de las Nieves Coronada
Informa Pedro Pablo Doña Roldán. Podría parecer igual, pero ese día, sin embargo, amanecía completamente diferente sobre el pueblo de Las Gabias. Los balcones despertaban engalanados con colchas, mantones y colgaduras de color grana. Solo quedaban unos pocos a la espera de que sus vecinas corriesen a prepararlos. Doña Paquita, vecina del pueblo, de 83 años, guardaba una bolsa de plástico blanco llena de pétalos amarillos, rojos y blancos. ‘’Es la del pan, pero está bien limpia y llena de flores para ella’’, decía sonriente desde el balcón de su casa. La Virgen de Nieves tenía prevista su salida a las ocho de la tarde. El bullicio se hizo notorio en la plaza de la iglesia desde minutos antes. La plaza se llenaba de mantillas blancas, vistosos vestidos y hombres con traje y corbata. Las puertas de la Iglesia de la Encernación se abrieron a las 20:25 y el cortejo, formado por mujeres y hombres con vela, recordando a los cortejos añejos de siempre alejados de todo protocolo impuestos. Sólo la fe. Detrás, una hilera de representaciones formada por guiones y varas de las distintas hermandades de penitencia y gloria de la ciudad y provincia. La hermandad no parecía tener prisa por pisar las calles del pueblo, ya que se acercaban las nueve de la noche cuando los ciriales pasaban el dintel de la puerta. La fachada al completo de la antigua mezquita, ahora Iglesia de la Encarnación, de estilo neogótico, debido a su altura y su señorial silueta de gran belleza, parecía querer recibir como la primera a la patrona de todo un pueblo. Como si de catedral se hubiese disfrazado, su fachada principal, severa y elegante recibía cobijada entre las palmas y vítores de los vecinos a la que es la más antigua e ilustre vecina de Las Gabias; La Virgen de las Nieves Coronada.
La Virgen se ponía en la calle y los gabirros y gabirras, más que nunca, la hacían suya. Sonaba el himno nacional seguido de la marcha que se compusiera para su Coronación Canónica del año 2014, ‘’Virgen de las Nieves Coronada.’’. En la plaza no cabía un alfiler pese a ser una hora tardía y pese al retraso que la hermandad acumuló. La Virgen, este año, realizó el recorrido, conocido en el pueblo, como ‘’el tradicional’’. Recordemos que la hermandad decidió alternar cada año el recorrido para que la Virgen de La Nieves pudiese recorrer todo el pueblo, pasando así por calles diferentes dependiendo del año. Con un repertorio más clásico de lo habitual, el paso de la Patrona de Las Gabias se adentraba en unas callejuelas abarrotadas de personas que se dejaban llevar por la cara angelical de María Santísima y su dulcísimo hijo. Las petaladas y los cohetes no se hicieron esperar. El cuerpo de acólitos con dalmáticas blancas y doradas se adentraba en la calle de la Casa de Hermandad de la corporación cuando a lo lejos se escuchaban los primeros compases de la marcha ‘’Pasan los Campanilleros’’. Una calle engalanada de arriba abajo con colgaduras en los balcones, banderas verticales y flores de papel en su cielo. Se puede decir que la petelada más grande que recibe la Virgen es en este punto, y, que, por tanto, se ha convertido en un enclave destacado del recorrido. El paso avanza firme cuando de la voz del capataz sale: ‘’¡Venga de frente con la Reina de la Vega!’’ La banda municipal de Las Gabias da toque de tambor y aparecen las primeras notas. ‘’Como tú ninguna’’ era la marcha elegida para la esperada lluvia de pétalos. ‘’¡Viva la Virgen de las Nieves Coronada!’’, ‘’¡Viva la Reina de la Vega!’’, ‘’¡Viva la patrona de nuestro pueblo!’’ o ‘’¡Viva la madre de Dios!’’ fueron algunas de las alabanzas que los hermanos de la hermandad y vecinos del pueblo lanzaban al paso de la Virgen cuando en Las Gabias comenzaba a nevar en pleno mes de agosto.
El reloj estaba a punto de marcar las doce de la noche, ya madrugada, cuando el cortejo de la hermandad se adentraba en la Ermita que lleva el mismo nombre que la patrona del pueblo. Aquella ermita que año a año, guarda como tesoro más preciado a la Madre de Dios. Tras consumir los últimos metros de la Cuesta de la Ermita, avanzada ya la madrugada, la Virgen de las Nieves Coronada entraba en su pequeña capilla al son de ‘’Estrella Sublime’’ y al compás de los cohetes que inundaban de luz el cielo del pueblo. Y así, sus vecinas y vecinos, retornaban de vuelta a casa con la satisfacción de ir restando días en el calendario y llegar al esperado cinco de agosto del próximo año. Y Doña Paquita, con toda seguridad, tendrá la esperanza de salir a su balcón engalanado, un año más, a recibir a su reina y patrona con pétalos de rosa recién cortados.