El platero cordobés Antonio Merino es el verdadero autor de la corona de la Virgen de la Soledad
Está realizada en plata y fue obsequio de los granadinos a la Virgen por el cese de una epidemia de cólera
La cofradía de Nuestra Señora de la Soledad ha podido encontrar en su corona de salida el sello o contraste del orfebre que la labró y que disipa toda duda sobre su ejecución. Se pensaba que era de un artesano llamado Enrique Muñoz pero este hallazgo la sitúa definitivamente en el cordobés Antonio Merino.
A un tal Enrique Muñoz se le había atribuido desde hace décadas la hechura de la corona de la Virgen de la Soledad, del monasterio de San Jerónimo. Una corona datada en 1885 y que fue impuesta a la imagen en el monasterio de Santa Paula el primero de noviembre. Fue costeada por suscripción popular pero su autor realmente fue Antonio Merino Jiménez. Un platero sobre el que ha investigado el Jefe de Servicio del Archivo Nacional de Simancas, Francisco Javier Crespo conociéndose que Merino era un platero de finales del siglo XIX y comienzos del XX y que fue el presidente del gremio de plateros de la ciudad de Córdoba, por otra parte muy reconocido y de prestigio profesional.
El comisario del Reconocimiento de la Coronación Canónica, Cecilio Cabello, relató anoche a nuestro programa que «el contraste lo descubrimos al desmontar la otra corona de la Virgen que ya restauró Alberto Quirós y ponerle la de salida observando que en la ráfaga aparece este contraste que después ha podido ser estudiado por el profesor Francisco Javier Crespo».
Una historia que, como tantas otras, a través de la investigación y de los profesionales actuales se puede conocer con más detalle. De Enrique Muñoz nada se sabe. Hay que borrar ese dato de las crónicas y actualizarla con el nombre y apellido del platero cordobés Antonio Merino Jiménez.