Algo más de hora y media estuvo la imagen del Santísimo Cristo de la Salud en las calles de Granada, después de veinticinco años sin recibir el aire de la ciudad y la luz que ayer tarde reinaba en Granada. Estampas de impresionante belleza ante el Crucificado que recibió la veneración de muchos granadinos y curiosos que acompañaron el cortejo o lo vieron durante alguna de las oraciones que se realizaron en la salida del templo, ante el convento agustino de los Hospitalicos por miembros de la Asociación de Santa Rita de ayuda a roperos sociales de la ciudad o en la ermita de San Cecilio, ya próximo a la plaza del Cementerio de San Nicolás. Estas oraciones fueron dirigidas por el consiliario de la cofradía de la «Borriquilla» y párroco de San Andrés, Francisco Lorca. Por delante marchaba el cuerpo litúrgico y cuatro parejas de hermanos con faroles de mano, de la hermandad del Silencio.
Un cortejo integrado por treinta y seis parejas de hermanos de la cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén, miembros de la Asociación «Amigos de San Andrés» y feligreses del templo que acudieron en peregrinación por la Paz, como reflejó el arzobispo de Granada, monseñor Martínez Fernández, a nuestra redacción. «El sentido es unir las dos devociones granadinas a San Andrés, Patrón de Ucrania, y San Nicolás, Patrón de Rusia, para rezar por la paz en el mundo». El propio arzobispo de Granada fue quien recibió a la imagen del Crucificado acompañado por los sacerdotes responsables del templo, David Cuerva y Antonio Fernández Siles, a quien se había unido también el responsable episcopal de la Delegacion Diocesana de Juventud, Javier Ortega, y el consiliario de los «Amigos de San Nicolás», Manuel Reyes Ruiz, unido al párroco de San Andrés.
En el entorno de la plaza de San Nicolás el numeroso público pudo disfrutar de unas extraordinarias vistas de cara a la Alhambra y con la inusual presencia de una imagen devocional y más aún una talla que no se tiene constancia que haya estado en este templo. Singularidades para una jornada histórica para la iglesia de San Nicolás que se presentaba abierta al público y que recibió todo tipo de opiniones sobre su reciente restauración.