El arzobispo Gil Tamayo presidió la última jornada del septenario a Nuestra Señora de la Soledad
Monseñor Gil Tamayo manifestó anoche su «alegría por estar aqui» en la última jornada del septenario en honor de Nuestra Señora de la Soledad. El monasterio de San Jerónimo acogió esta última Eucaristía preparatoria para el Reconocimiento de Coronación Canónica a la que se refirió en varias ocasiones el prelado coadjutor. Monseñor José María Gil no podrá estar en el acto de Coronación en la Catedral, al tener contraídos otros compromisos en la diócesis. Acompañó al arzobispo coadjutor el vicario episcopal de zona, Francisco Tejerizo Linares junto al superior de la comunidad redentorista, Laurentino Pineda, y el director espiritual de la cofradía de San Jerónimo, Miguel Córdoba.
El prelado invitó a los fieles y cofrades a vivir con intensidad estos días de devoción mariana, habló de la obediencia de María, señalando que «es hora de que nos tomemos en serio nuestro cristianismo» y poniendo a María como modelo de vida » a la que es muy dificil imitar, pero debemos seguir su enseñanza». Monseñor Gil Tamayo indicó que debemos pedir a la Virgen «que cambie el color de nuestras vidas a través de nuestro compromiso cofrade que no puede ser un camuflaje para vivir una fe tan sólo costumbrista». Finalizó indicando que «este reconocimiento de coronación es una ocasión para poner a María en el centro de nuestro corazón».
El arzobispo coadjutor, al terminar la Eucaristía recibió la medalla de la cofradía de la Soledad y Descendimiento y agradeció el esfuerzo de la cofradía por atender «el Economato solidario y por afrontar importantes obras sociales en el entorno de Granada, como soporte caritativa a la coronación canónica de Nuestra Madre».