23 de noviembre de 2024
Actualidad

Aprendiendo a hacerse la ropa y a dar los primeros para el Sábado Santo

Alrededor de una treintena de costaleros noveles se dieron cita anoche en la casa de hermandad de la cofradía de Santa María de la Alhambra. «La intención de esta charla y nuestro empeño es que sepáis muy bien como haceros la ropa, que materiales forman el costal, las medidas que debe tener, el uso de la faja o de las zapatillas que debeis usar para sacar el máximo rendimiento a vuestro trabajo y evitar cualquier tipo de lesión», dijo el capataz José Luis Pérez Raya a los nuevos integrantes. Acompañado por varios ayudantes, David Jiménez y Pablo Navarrete, entre otros nombres veteranos de la cuadrilla, instruyeron a los nuevos costaleros indicando la manera de hacerse el costal «con mucho cuidado y observando que no se hagan arrugas porque eso es origen de heridas en el cuello».

Las medidas del costal, adecuados a cada costalero según el diámetro de su cabeza o el uso de tela de saco (yute o arpillera), tela de algodón, modo de lavar el costal, planchado perfecto, fajas ortopédicas o de tela tradicionales así como «una zapatilla que apriete el zapato y que no permita que el pie se mueva dentro, cómodo y adecuado al uso de cada costalero» es imprescindible para un buen trabajo, seguro y eficiente como se puso de manifiesto en esa «masterclass» del costalero, instructiva, amena y muy práctica.

Después de algunas recomendaciones se pasó a explicar un aparato de fabricación casera, el «igualatrón» que imita a una trabajadera «en la que el costalero, una vez hecho el costal y calzado convenientemente con el tipo de zapatilla que va a usar en la salida, procede a situarse bajo ella», explica el capataz. De esta manera, al levantar y con un metro situado en un lateral, se puede saber exactamente la altura de la séptima vértebra en la que carga el costalero». Este sistema permite que «después de varias medidas podamos igualar convenientemente a cada miembro de la cuadrilla, que trabaje cómodo y seguro». Cada uno de los costaleros llevará un peso aproximado de «unos cincuenta kilos y se trata de repartirlos equitativamente, que nadie lleve más puesto que significaría que alguno de los compañeros lleva menos peso y eso desequilibra a los demás», insiste el capataz Pérez Raya.

Una noche de enseñanza que termina con los costaleros de rodillas. Unos sujetando con las rodillas la ropa mientras el otro va aprendiendo a dar las dos o tres vueltas sobre la morcilla, o cilindro de relleno de lana que viene a coincidir con el punto exacto donde el costalero carga, hasta confeccionar la ropa y hacer la «cuna» al contacto con la trabajadera. Así se comienzan a dar los primeros pasos bajo la parihuela en noches de aprendizaje, haciendo callo y camaradería entre los miembros de la cuadrilla de Santa María de la Alhambra.