22 de noviembre de 2024
El Cabildo

Carta abierta al pregonero de la Semana Santa de 2023, Luis Javier López, por Juan A. Díaz Sánchez

Respetado y admirado señor Pregonero Oficial de la Semana Santa de la ciudad más
hermosa del mundo, Granada; mi muy querido y apreciado amigo y hermano en la fe,
Luis Javier López Marín: Paz y Bien.
Estimado amigo, antes de comenzar a escribir esta carta, durante la serenidad de una
gélida mañana andaluza, en el interior de mi domicilio canilero, he de confesar
públicamente que he precisado casi un par de días para poder asimilar todas las
emociones que has transmitido con tu pregón a la Semana Santa más bonita de
Andalucía, la de Granada.
Querido Luisja, ¿tú eres consciente de lo que has hecho en el atril sito sobre las tablas
del escenario del teatro municipal “Isabel la Católica”? Seguramente, todavía no lo seas
con plenitud. No te preocupes. Poco a poco irás tomando conciencia de lo que has
realizado y, a la vez, irás asimilando todo lo acontecido. Sinceramente, y con el corazón
en la mano te lo digo, hacía años que nadie conseguía remover de esta forma mis
sentimientos, llegando a hurgar en lo más profundo de mi corazón cofrade y alma
cristiana.
Tu pregón a la Semana Santa de Granada es mucho más que un pregón, de eso no me
cabe la menor duda. Es como una obra maestra tallada por la gubia de José de Mora, el
más ilustre bastetano –muchas gracias por pregonarlo–, y como si tus palabras fueran
guiando su mano, creaste de la nada uno de los más hermosos cantos dedicados a
Granada.
Tras haber recibido el nombramiento por parte de la Real Federación de Hermandades y
Cofradías de Granada, una decisión muy acertada, y haberse hecho público éste el día
de la festividad de Nuestra Señora de la Merced –tan especial en nuestros hogares por
distintos motivos‒ me vienen al recuerdo muchas de nuestras conversaciones, en las
cuales tú me decías que no eras poeta, ¡pues menos mal que no lo eras! porque si llegas
a serlo…
En un texto, cuya cadencia puede compararse con las aguas fluyentes por la acequia de
Aynadamar, se hace presente una armonía que tan sólo los arquitectos de la Alhambra
podrían conjugar. Un parnaso que, en ciertos versos, la belleza se torna barroca como si
fuera Soto de Rojas, morador también de carmen decorado con mascarones, el que los
provocara rimar. Y así, nos has ido narrando de la tarde su ocaso mientras que por la
Acera del Darro van meciéndose los vararles de un maravilloso paso. Y la prosa, guía
preciosa por la senda de las cruces, que nos va mostrando la Granada más íntima y
personal, la misma que se abraza el crepúsculo, entro dos luces, con un Sol que se pone
y una luna que amanece para darse de bruces con la Misericordia, en Silencio y la
noche, como mostrabas a “José”.

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¡Y me decías que no eras poeta!… Menudo “bautismo” en versos cofrades has tenido
con el agua de la fuente manada en un campillo que batalla, entre rimas y estrofas, hasta
comulgar con el pan alfacareño. Transformando de esta forma a tu Granada en un
bargueño de taracea para guardar en su interior cada uno de los sentimientos, que
alberga tu macareno corazón, convirtiéndolo así en tu “cajita cofrade” depositada en el
interior de la antigua “Almanzora” regada por las aguas del Darro y refrescada por
taurino pilar cuando el estío alcanza la canícula.
¡Y me decías que no eras poeta!… Pues te aseguro, mi querido Luisja, que tan sólo las
letras lorquianas pueden igualar la universalidad de tus palabras transmitidas por las
ondas hercianas a través de la caja de los sueños, que es la radio, mediante la cual a
diario nos acompañas.
¡Y me decías que no eras poeta!… Mientras tanto, Dios te ha inspirado al igual que hizo
con los sonetos de San Juan de la Cruz y las moradas de la mística de Ávila, Santa
Teresa. “Los designios del Señor son inescrutables”, y por ello estoy convencido, que a
través de la belleza de tus palabras, impartiste, sin quizás saberlo, una gran lección de
Sagrada Teología. Escribiendo los más profundos y cofrades sentimientos. Asiendo la
pluma, arrancada del pecho del agustino pelícano y mojada ésta en aquino tintero, para
sumar versos místicos escritos al viento, que hicieran levitar al más neófito cofrade,
utilizando doradas espinelas que, repentinamente, resuenan sus ecos en caribeños mares,
guajiros y habaneros.
¡Y me decías que no eras poeta!… Sabiendo escarbar con tus palabras, llenas de verdad
y realidad, en nuestras conciencias para que, como hermanos, no miremos hacia otro
lado y nos demos con Cáritas la mano, cuando la necesidad a nuestros vecinos apremia
ya sea por la pobreza, los apagones, el hambre o la guerra.
¡Y me decías que no eras poeta!… Al mismo tiempo que has cantado, en prosa y en
verso, a los barrios de Granada. A esos rincones cofrades donde el tiempo se para
creando así la estampa, que remedia los retrasos ferroviarios, y que tan sólo en un prado
de belleza tras haber leído a San Mateo, es capaz de ser pintada con óleo sobre lienzo y,
en ciertas ocasiones, custodiada la misma en un relicario como es una preciosa capilla
doméstica, puntillista y nazarena.
También quiero expresar la enorme contribución al engrandecimiento de la Semana
Mayor granadina de todos y cada uno de los pregoneros y pregoneras, tanto oficiales
como de barrios y cofradías, que han cantado, en prosa o en verso, a esta maravillosa
manifestación pública de fe. Lo mejor de todo es que, gracias a Dios y a su Divina
Providencia, tenemos un más que buen nutrido elenco de futuros pregoneros y
pregoneras que, llegado el momento, cuando Dios quiera que sea, cantarán a Granada y
a su maravillosa Semana Santa. Así que nombres propios como el de Juan García
Montero, Marta Iáñez Bolívar, Alberto Ortega o Juanjo Ibáñez, entre muchos otros
–pido perdón a todos aquellos que no haya nombrado−, regalarán a Granada sus más
bellos sentimientos.
Mi querido amigo Luisja, hermano, maestro de la caja de los sueños, mago de la
palabra, termino ya mi epístola. “Pero mal rayo me parta si en concluyendo la carta” no
me desplazo hacia la tranquilidad, que me regala el manierista claustro, sito en el

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interior del antiguo dominico cenobio bastetano de Santa Bárbara, puesto que el
recogimiento respirado entre sus esparteros arcos, constituyó el marco incomparable
que Dios eligió para que, como hermanos, nos diéramos el primer abrazo. Queriendo así
la “Niña de Santa Ana”, que en la cuna de José de Mora, mi amada ciudad bastetana,
nuestra amistad con dicho abrazo se sellara. ¡Y me decías que no eras poeta!… Pues,
según tú, sin serlo, en mi opinión, Granada cuenta ya con un nuevo aedo. No obstante,
como muy bien pregonaste, no sea yo quien pronuncie lo escrito en las páginas de los
Santos Evangelios, ni mi voz los entreabra, “…y sea Él Quien diga la última Palabra”.

Juan A. Díaz Sánchez, en el claustro del antiguo convento dominico de Santa Bárbara de la ciudad de Baza,
a 28 de febrero, Día de Andalucía, del Año de Gracia de Nuestro Señor Jesucristo de 2023.