«Me uno una Iglesia con solera, con estilo propio, con grandes realidades. Sois mi familia, sois mi Iglesia».
«Os doy especialmente las gracias por vuestro presencia y la de todo el pueblo cristiano de Granada. A vosotros queridos fieles y miembros de la vida consagrada. Vuestra presencia en esta celebración, que es la celebración de la Encarnación de Jesúcristo, Hijo de Dios, que es la celebración de agradecimiento a Santa María, Nuestra Señora de la Encarnación, por haber dicho sí, porque el Verbo se ha hecho Carne y nos ha salvado y lo que hemos visto y oído eso os anunciamos para que también vosotros tengáis esa comunión con nosotros y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre y con el Hijo», dijo el prelado granadino en su homilia de inicio del pontificado con el que de manera oficial comienza su período de gobierno de la Diócesis de Granada. Tomó posesión monseñor Gil Tamayo el primero de octubre como Arzobispo Coadjutor y como venía con derecho de sucesión, cuando el Santo Padre aceptó la renuncia de monseñor Martínez Fernández, automáticamente el primero de febrero pasado ya comenzó su oficio como Arzobispo de Granada. Sin embargo, José María Gil determinó celebrar el comienzo con este 25 de marzo, fiesta de la Encarnación y día en el que se celebra la puesta de la primera piedra de la Catedral de Granada hace quinientos años. La Consagración de la Catedral de Granada se celebrará en 2028 con un Año Jubilar que ya ha sido aceptado por el Vaticano.
Monseñor Gil Tamayo realizó un histórico de la Catedral de Granada y apuntó que «he querido comenzar de una manera más solemne mi ministerio como obispo ya propio de la Diócesis de Granada, de esta Iglesia particular con esta celebración amparándome y destacando sobre todo que somos una Iglesia, que el templo nos representa y que todos como piedras vivas entramos a formar parte de su construcción». El Arzobispo granadino recordó también que «después de estos seis meses que llevo con vosotros, en esta tierra, en esta Iglesia en la que he procurado conoceros más de cerca y al mismo tiempo iniciar mi camino pero unirme a un caminar de una Iglesia con solera, con estilo propio, con grandes realidades y al mismo tiempo con un futuro esperanzador. Sois mi familia y sois mi Iglesia» afirmó rotundamente en su intervención, rodeado del cabildo metropolitano, vicarios y numerosos sacerdotes que le acompañaron en el presbiterio y ante una Catedral que se presentaba algo más de media en la nave central de la Seo.