Enseñanzas, experiencia y dolor en el «¿Y después, qué?» al finalizar las reponsabilidades cofrades.
Interesante y singular la tertulia convocada en la noche de ayer por un grupo de cofrades. Se trataba de despejar la incóngita de la pregunta «¿Y después, qué?» tras el cese en las responsabilidades de un hermano. La acogio la casa de hermandad de la Santa Cena, en el Realejo. Se llenó la sala de reuniones de la misma en la que, bajo la moderación de María José García Escobar, se expusieron los motivos por los que llega el final de una responsabilidad. Había circunstancias distintas y dispares. Desde el alejamiento por dimisión y abandono de la cofradía, de Adelardo Mora, o Fernando Alcalá, al cese de Rafael Fandila como capataz de la cofradía de la Redención o el final del período de gobierno al frente de la Federación de Cofradías, de Gerardo Sabador. Los casos de dimisión al frente del cargo de Diputado Mayor de Gobierno, caso de Lourdes García, de la cofradía de la Alhambra, también quedaron manifiestos en la charla. Cada uno expuso su situación, su parecer, los motivos que le llevaron a abandonar o al cese y «el daño que producen determinadas situaciones en el interior de cada uno», como expresó Lourdes García.
En el otro lado de la balanza, la moderadora, María José García Escobar, exvicepresidenta federativa, se habló del trabajo que cada uno ejerció tras el final de su responsabilidad y Gerardo Sabador matizó que «siempre ha pensado que los cargos en las cofradías tienen fecha de caducidad y por tanto, al terminar mi responsabilidad me ofrecí para ayudar en todo lo que fuera necesario. En algunos casos se me pidió colaboración y en otro no, pero creo que mi responsabilidad ya había terminado». Alcalá señaló que «las dimisiones o ceses obstaculizan el compromiso con la hermandad» y Rafael Fandila indicó que «tengo la impresión de no haber terminado el trabajo que me propuse». Se habló de la ruptura con el trabajo encomendado en algunos casos o la satisfacción del bien conseguido, cada cual desde su prisma particular. En conjunto todos estuvieron de acuerdo en reconocer que «hay que quedarse con lo bueno del tiempo vivido» y, como indicó Gerardo Sabador con «los muchos y buenos amigos conseguidos durante ese tiempo y las enseñanzas recibidas».