La Virgen de la Encarnación luce su manto después de casi tres años de trabajos de conservación
La noche era desapacible. Llovía y hacía frío, un tiempo poco habitual para la jornada del 25 de marzo con la primavera recién estrenada y festividad de la Virgen de la Encarnación. En el templo parroquial del Sagrario se celebraba la Eucaristía delante del paso de palio de la Virgen, luciendo ya su manto recién terminado de restaurar, con el pasado de tejido a otomán de hilo de oro. «Han sido más de dos años y medio de trabajo y hoy estamos muy contentos del trabajo desarrollado» nos comentaba el hermano mayor de la cofradía, Jesús Lozano. Quiso tener también un entrañaba agradecimiento «a quienes han trabajado duramente para terminar el trabajo y que luzca como se puede ver», decía el hermano mayor. Lo cierto es que ha quedado de manera impresionante. La cenefa que circunda el manto, los elementos y símbolos de la letanía lauretana y las piezas decorativas que resaltan mucho más.
La Eucaristía estuvo presidida por el sacerdote diocesano Javier Ortega quien señaló que «la bendición del manto no es cosa mía, sino vuestra. Es la ofrenda de vuestro trabajo a la Santísima Virgen y además en un día como el de hoy en el que celebramos la encarnación del Hijo de Dios en su Madre María».