El arzobispo Martínez Fernández clausuró el curso cofrade apostando por los importantes retos que se han de afrontar en el curso próximo.
La Federación de Cofradías clausuró el curso cofrade en el transcurso de una Eucaristía presidida por el arzobispo de Granada, monseñor Martínez Fernández. Fue en la Catedral y contó con la asistencia de tan sólo trece hermanos mayores y un centenar de cofrades de las hermandades integradas en la Federación. Poca asistencia para una cita que este año «era muy sencilla, tan sólo la celebración de la misa», como nos señalo el presidente del organismo cofrade, Jesús Muros. Asistió a la clasura el teniente de alcalde y concejal de Bienestar Social y Familia, Fernando Egea, hermano de las cofradías del Despojado y Universitaria, entre otras y estuvo cantada por el coro «Santa Cecilia». El concejal señaló a nuestra redacción que «ha sido un curso intenso que las hermandades han aprovechado de manera magistral», resaltando también la labor social de las cofradías en estos años de crisis.
«Dios lo hace todo y él solo puede juzgarnos», señaló el prelado en sus palabras de la homilia. «En todos los ámbitos de la vida Dios es nuestra única esperanza y nuestro único tesoro», puntuliazó, indicadno que «En este mundo de hoy la Iglesia es un hospital de campaña. En las cofradías cada hermano ha de ser un espacio de misericordia, de perdón y humanidad», al tiempo que indicaba que «tenemos que pedir constantemente que seamos un punto al que acudir con las cicatrices de la vida buscando ser atendidos con los brazos abiertos. La medicina que todo lo cura es el amor de Dios», indicó. El prelado apuntó los serios retos que deben afrontar las hermandades en el próximo curso cofrade» y pidió que se dispusiese la organización de un encuentro de los monaguillos y acólitos de las cofradías para poner en común el plan de formación que se precisan para afrontar la ayuda en las Eucaristía y en los momentos de las solemnidades litúrgicas.