Jesús de la Amargura vive su triduo centenario en la Catedral, tras el rezo del Vía Crucis de la Federación de Cofradías
Granada se llenó de silencio ayer para contemplar la impecable estampa de Nuestro Padre Jesús de la Amargura bajando hasta la Catedral, desde San Juan de los Reyes. Treinta parejas de hermanos y el acompañamiento de numerosas hermandades formaban el cortejo que partió a las seis de la tarde desde su sede canónica del Bajo Albaicín. Música de capilla para el Señor, por el trio «Jesús de las Tres Caídas» y el estreno de la túnica de Sebastián Marchante, en terciopelo berenjena, ofrecieron por los típicos enclaves del Albaicín y centro de la ciudad, la presencia de un cortejo con cien años de existencia en nuestras calles, gracias a la fundación de su hermandad de penitencia.
La crónica de esta celebración tiene que pasar principalmente por el ambiente de recogimiento en torno al Titular de la hermandad que llenó la ciudad de su Amargura, componiendo también un escenario volcado con esta celebración. Desde hace algunos años no se recordaba tanto acompañamiento alrededor del cortejo a lo que la climatología del día y las fechas avanzadas de los últimos días del invierno, favorecieron sin lugar a dudas.
La imagen, sobre su paso procesional, quedó junto al presbiterio de la Catedral tras el rezo de las catorce estaciones del Vía Crucis de la Federación de Cofradías, presidido por el Arzobispo Martínez Fernández. El domingo regresará a su sede de San Juan de los Reyes a partir de las seis y media de la tarde.