La Virgen de la Merced presidió la salida extraordinaria del Año Jubilar de la Orden Mercedaria
Por espacio de cinco horas y media estuvo la imagen de María Santísima de la Merced en las calles del barrio del Realejo en su salida de ayer sábado. Se conmemoraba el octavo centenario de la fundación de la Orden de la Merced y la hermandad se ha unido con una serie de actos a esta celebración durante este año. Había expectación en la puerta del templo de Carmelitas Descalzas para ver el cortejo y desde temprana hora se arracimaban numerosos granadinos junto a la rampa de salida de esta hermandad de penitencia.
Abría el cortejo la agrupación musical de Nuestro Padre Jesús Cautivo y tras ella formaban las hermandades de gloria y numerosas representaciones de las hermandades federadas de nuestra ciudad. Estaban presentes de todos los barrios de Granada, con guion y acompañamiento de hermanos y la presidencia de sus respectivos hermanos mayores. También se integraban en el mismo las representaciones de hermandades llegadas de algunas localidades andaluzas donde también se venera a la Virgen de la Merced, seguidas de las comunidades mercedarias del colegio de Nuestra Señora de la Merced, del Realejo, y de Nuestra Señora del Pilar. En el mismo participaron treinta parejas de hermanos de la cofradía.
La Virgen vestida de blanco –con el manto de salida cedido por la hermandad de la Santa Cena de la Virgen de la Victoria- resplandeciente la crestería y la magnífica caída delantera bordada por Jesús Arco; unos varales en orfebrería y talla dorada, por Juan Borrero y Francisco Pardo y el adorno floral compuesto por variedad floral entre las que se distinguían rosas y mini rosas, orquídeas, peonía, flor de algodón y fresia, todo en tonalidades blancas, rosas, malvas y marrón. Lucía la Virgen también el vestido con escapulario bordado en el taller de la hermandad y que estrenaba para esta ocasión. En la presidencia, junto al hermano mayor de la cofradía, Juan Luis Romero, estaban también el secretario de la Federación de Cofradías, Roberto Martín, y el presidente de la asociación vecinal del Realejo, Alejandro Corral. En calle Pavaneras se produjo una emotiva anécdota cuando el capataz primero que tuvo María Santísima de la Merced, José Ibáñez, fue invitado a dar una «llamá» al paso de palio.
A los sones del trio final de la marcha “Pasa la Virgen Macarena”, de Pedro Gámez Laserna, se pudo en la calle el nuevo paso de palio de la Virgen de la Merced, portado por su costaleros a las órdenes del capataz general de la hermandad, Miguel Ángel Roldán y con la ayuda de sus segundos, Francisco José Ruiz y Pedro Fernández. Llamó la atención la mecida del paso que aún habrá de acompasarse mejor y procurar un movimiento más acorde, además de la fijación a la mesa de la parihuela que le daba un aspecto excesivamente rígido y un movimiento brusco de bambalinas.
La salida se realizó mediante un sistema de rodamientos para evitar que la crestería roce en el arco de medio punto del templo carmelita y poder permitir así la puesta en la calle con total garantía. Después, la banda de los Ogíjares, sinfónica y municipal, dirigida por Luis Castelló interpretó un repertorio de marchas procesionales de carácter clásico escogidas para esta ocasión, entre las que figuraban también composiciones propias dedicadas a la Virgen como «Merced de las Descalzas», de Barros Jódar; «Merced», de Luis Castelló y Oración a la Merced, de J. Tejero.
Cuatro estaciones realizó la hermandad en los respectivos templos del barrio del Realejo y regresó a su sede poco antes de la una de la madrugada a los sones de «Passio Granatensis», con una generosa «petalá» arrojada desde la sede de Capitanía General, Madoc, al igual que en numerosos lugares del recorrido también se hicieron ofrendas florales semejantes.