Despedida de Granada de los rocieros
Monseñor Gil Tamayo presidió la Misa de Romeros e invitó a los rocieros «a rezar por Granada»
Ambiente extraordinario el vivido durante el mediodía del sábado en el centro de la ciudad con la salida de la hermandad del Rocío de Granada hacia la aldea almonteña. Tras la misa presidida por el arzobispo monseñor Gil Tamayo en la iglesia de San Pedro, se procedió a la colocación de Simpecado en su carreta, dando comienzo así a la procesión de despedida, que llevó al cortejo hasta la puerta de la basílica de la Virgen de las Angustias. A la altura de la plaza del Carmen se procedió a la entrega de un ramo de flores por parte de Raquel Ruz, en representación de la ciudad de Granada, que además acompañaba a la presidencia de la hermandad de Gloria, junto con su hermano mayor, Alfredo Alcalde, el consiliario, Manuel Gálvez, y el mayordomo de este año Javier García. Fernando Egea como delegado de Cultura de la Junta, Antonio Granados como delegado de la Junta en Granada, Enrique Medina como diputado provincial de Turismo, así como la candidata a la alcaldía de la ciudad, Marifran Carazo, se integraban también en este cortejo de gloria. Una ciudad especialmente engalanada con balconeras y las carretas a lo largo de toda la Gran Vía esperaban el paso del cortejo para despedirse de la ciudad y empezar así su camino hacia la aldea de El Rocío
«Llevemos a la Virgen no sólo en el cordón renegrío de nuestra medalla sino en el corazón, porque Ella es nuestra Madre, nuestra Protectora. Bajo su amparo nos ponemos. Pues adelante, con mi bendición y con la de la Iglesia de Granada, pedidle a la Virgen por nosotros y no olvidéis, demostremos a quienes nos denostan, con respeto a los demás pero sin renunciar a nuestras convicciones, nuestras creencias y fe, sentid con orgullo el cariño a la Virgen del Rocío», palabras de la homilía del prelado granadino monseñor Gil Tamayo a los rocieros en la jornada de su despedida de Granada. Estuvo concelebrada por los párrocos Manuel García Gálvez y José Gabriel Martín, y el sacerdote Pablo Olivieri, adscrito a las parroquias de San Pedro y San Pablo y de San Gil y Santa Ana.
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Informa Manuel Tabasco. Redacción GRANADA COFRADE