Un pregón de vida, de devociones y emociones

El Teatro Municipal Isabel la Católica volvió a acoger en el mediodía de ayer, primer domingo de Cuaresma, la cita del Pregón Oficial de la Semana Santa de Granada. Ante un auditorio casi al completo y con un público entregado, el pregonero del presente año, Pepe Espinel, desgranó su texto, combinando magistralmente la prosa y el verso, especialmente en romance, con palabras de cariño hacia todas las hermandades que conforman nuestra Semana Santa, así como a las imágenes Titulares de cada una de ellas.

El pregonero se sirvió del orden de salidas de cada día para conformar un pregón cronológico, de Domingo de Ramos a Domingo de Resurrección, «todo el año en siete días, la vida en una semana», en donde dejó entrever su amor hacia Granada y su Semana Santa porque «la pasión de Cristo no acaba en la muerte; igual que en la primavera, aquí triunfa la vida».

Ya desde el principio tuvo presente a su padre, recientemente fallecido, brindándole unas palabras que le valieron una de las primeras gran ovaciones del público, al igual que al cierre, cuando los últimos versos de su texto también fueron para su padre, gritándolos con un nudo en la garganta y con el pregón ya guardado en su carpeta, recitándolos de memoria, y con un público que ya había empezado a ofrecer su ovación final, de varios minutos de duración, mostrando así su aprobación al pregonero. Se sentían así, en el ambiente, el extraordinario pregón que Pepe Espinel había ofrecido a Granada y a su Semana Santa, muy a la altura de lo que esta ciudad y su Semana Mayor merecen y necesitan.

Entre los distintos días de la Semana de Pasión, el pregonero también fue intercalando aspectos que forman parte de los días grandes, como son la música procesional, el papel de los medios de comunicación -especialmente la radio-, el entusiasmo de los jóvenes o «el ser cofrade es estar al servicio de tu hermandad y de tu parroquia».

Mención aparte merece el episodio que narró de cómo «en 2017, cuando Laura y yo esperábamos el nacimiento de dos preciosas criaturas, las que serían nuestro tercer y cuarto hijo, quiso la vida que dejara de latir el pequeño corazón del que sería nuestro hijo Manuel», para hablar después «de su hija Loreto, una historia de esperanza porque la Virgen de la Esperanza tuvo junto a su vientre la última ecografía de los dos pequeños durante los meses que faltaban de gestación». La emotiva historia personal del pregonero arrancó los aplausos del público, en una de las dieciséis ovaciones que jalonaron su intervención.

Especialmente significativos fueron el poema dedicado a las tres dolorosas albayzineras del Jueves Santo -Concepción, Estrella y Aurora-, así como el del Silencio en el año de su centenario, o el del Santísimo Cristo de los Favores, al igual que la alocución completa de todas las hermandades del Domingo de Ramos, día del que dijo «Bendito Domingo de Dios», amén del inicio y el final, verdaderamente sentidos y emotivos, haciendo un llamamiento a la vida, a Granada y a «despertar del sueño» para vivir los días de Semana Santa.

Una hora y seis minutos duró el pregón, ovaciones incluidas, en uno de los textos más breves que se recuerdan en los últimos años, pero no por ello con menor calidad; muy al contrario, un pregón sencillo de un cofrade humilde que en el día de ayer llegó, transmitió y emocionó al auditorio con un texto tremendamente cercano y entrañable, que ya queda para la historia de la Semana Santa de Granada. Además, si bien el romance predominó en gran parte del texto, también cabe destacar el uso de sonetos, versos endecasílabos y algunas otras figuras literarias que dieron realce y engrandecieron el ya de por sí gran texto de Espinel.

El pregonero fue presentado por el sacerdote de Motril, del Santuario de la Virgen de la Cabeza de aquella localidad, su amigo Daniel Barranco. También resultó una presentación sencilla, breve y emotiva, recordando vivencias personales conjuntas y ensalzando la figura del cofrade y pregonero del presente año, a la altura de lo que se espera en este tipo de actos.

La Banda Municipal de Música de Granada, con su director al frente, el Maestro López Carreño, interpretó magistralmente las marchas de procesión elegidas por el propio pregonero. Al comienzo, Cristo de los Toreros, de José Faus, y Virgen de las Angustias, de Luis Megías; una vez ya acabado el texto y para cerrar el acto, Passio Granatensis del propio director de la Municipal, precediendo a los himnos de Granada, Andalucía y España, que pusieron fin a un acto de dos horas justas de duración (no se recuerda salir tan pronto del teatro desde hace mucho tiempo).

Además del pregonero y del presentador del mismo, intervinieron también en el acto la alcaldesa de la ciudad, Marifrán Carazo, junto el Arzobispo de la ciudad, Monseñor José María Gil Tamayo, quien dijo «seguir aprendiendo de Granada y sus costumbres» en el segundo año como máximo responsable de la diócesis. En la mesa presidencial, además de los ya indicados, el presidente de la Federación de Cofradías, Armando Ortiz; la Consejera de Fomento de la Junta de Andalucía, Rocío Díaz; el presidente de la Diputación Provincial, Francisco Rodríguez; el Teniente General Jefe del MADOC, José Manuel de la Esperanza; y el Presidente de la Audiencia Provincial de Granada, José Luis López Fuentes.

En esta ocasión, en el escenario se presentaba un piano, ya que para la parte inicial y final del pregón el pregonero contó con la colaboración del joven músico y compositor Elías Santiago, dotando de mayor emotividad los versos que brillantemente declamó. En el lado opuesto, un imponente altar presidido por una Dolorosa de Ángel Asenjo, siguiendo los cánones de la escuela granadina, sobre la peana de María Auxiliadora de la Alhambra, con las sibilas del paso de Jesús Despojado, los faroles del Rescate y la cinturilla a sus pies de la Virgen de la Esperanza, todas las advocaciones y/o hermandades con especial vinculación al pregonero.

En definitiva, un pregón brillante en tiempo y forma, magníficamente defendido y con un auditorio remando a favor desde el principio, ofreciendo al pregonero una sonora ovación incluso ya antes de pronunciar sus primeras palabras, dando muestra así del gran cariño y del enorme respeto que la Granada Cofrade ha tenido y tiene por Pepe Espinel, cofrade sencillo, cristiano bueno, que ahora ya es también flamante pregonero de nuestra Semana Santa del presente año.