27 de abril de 2024
Actualidad

La experiencia profesional del escultor imaginero Ángel Asenjo en la conferencia convocada por la cofradía de la Soledad

«Los escultores e imagineros son los verdaderos artífices del soporte físico sobre el cual se edifican luego las devociones, las romerias y los movimientos eclesiales» dijo ayer por la tarde el escultor granadino, nacido en Guadix, Ángel Asenjo Fenoy en el transcurso de la charla-conferencia que sobre «Granada y la Virgen en la Historia del Arte». Una cita que contó con más de treinta asistentes en el interior de la iglesia de Santo Domingo. «Quisimos que la presentación del libro Stabat Mater Granatensis se hiciera en la basílica de la Patrona de Granada y esta segunda cita la desarrollemos en la sede de la copatrona de la ciudad» señaló a GRANADA COFRADE el hermano mayor, Enrique Crespo.

La participación finalmente del catedrático de la UGR Francisco González Montes no pudo materializarse y en su lugar intervino el coautor del libro, José María Valverde. Él realizó una breve intervención para señalar el valor de devoción mariana de este templo centrado en la devoción a la Virgen del Rosario. Moderó la conferencia el periodista Jorge de la Chica, de Cope-Granada quien resaltó la valía artística de Ángel Asenjo cuyo trabajo elogió merecidamente.

Ángel Asenjo indicó que «me llamó la atención para dedicarme a la escultura todo eso que el barroco nos puso por delante que va dirigido a los sentidos, los olores, la música, las luces cambiantes, en fin todas esas emociones que desde pequeño me impactaron. También la curiosidad de sabe cómo estarían hechas las imágenes, de que material y todo lo que hay detrás de las bambalinas». Para resaltar todo ello habló de la importancia de que las imágenes tengan la unción suficiente para llamar a la devoción de los fieles y que tengan ese pellizco que hace que la escultura ser una imagen devocional».

En el acto estuvo presente el presidente de la Federación de Cofradías, Jesús Muros, junto el prior de la Comunidad de Santo Domingo, fray Antonio Larios, y el tercer coautor de la publicación, el investigador histórico, Antonio Padial Bailón.