Oración y silencio en el primer besamanos al Señor de Granada en la Magdalena
Impresionante manifestación de devoción y cariño al Señor de Granada sirvió para separar el día 18 de marzo de los primeros minutos del nuevo día en torno a la imagen de los Mora. Desde antes de las nueve de la noche se arracimaban en torno a la parroquia de la Magdalena varios cientos de granadinos para venerar la imagen de Nuestro Padre Jesús del Rescate a punto de cumplirse los trescientos años de su primera procesión de entronización. Comienzan así las actividades que la hermandad ha previsto para esta conmemoración y se hizo con un sencillo besamanos, el primero del que se tiene constancia, presentándose al Señor delante del presbiterio de la parroquia y con seis blandones precediéndolo. Tan sólo dos jarras de clavel rojo bastaban para adornar el altar, teniendo como fondo el impresionante cuadro de la Eucaristía del retablo mayor de la parroquia. Todo a oscuras marcaba la estancia sagrada y por iluminación una luz que señalaba las manos del Señor.
Previamente se había desarrollado un acto íntimo en el interior del templo en el que, primero las monjas Agustinas Recoletas del convento del Corpus Christi besaron sus manos, para después iniciarlo los diez hermanos más antiguos de la hermandad y los hermanos mayores que ha tenido esta corporación hasta el momento. También se hizo entrega de dos medallas conmemorativas, réplica de las primeras que recogen la efigie del Señor, donadas por la junta de gobierno.
Desde las nueve de la noche hasta los primeros minutos de la madrugada el entorno de la parroquia se vio cuajado de granadinos que no quisieron perderse esta histórica ocasión y besar las manos del Nazareno, vestido con la túnica de rocalla, sobre terciopelo granate.