22 de noviembre de 2024
El Cabildo

Santa Cruz la Real, joyero del Realejo

En el ocaso de la tarde, que se erigía como anunciadora de aquello que estaba por llegar, es decir, en las vísperas de Nuestra Señora del Rosario Coronada, copatrona de Granada, el barrio del Realejo, aquel que es del amor mariano su espejo, vivía los prolegómenos en honor a su patrona: la Capitana del Realejo. Sería el Colegio Mayor Santa Cruz la Real, quien conformara el joyero, que albergara este bendito prólogo, puesto que en el interior de sus antiguos muros claustrales, tan sólo se pudieron escuchar aquellas voces, que se tornan en especiales, al pregonar a la perla de Granada que es la Virgen del Rosario Coronada.

Pues en dicha tarde, el Colegio Mayor realejeño, regido por la Orden de Predicadores, albergó el pregón de las fiestas de uno de los barrios más señeros de Granada, el Realejo; el mismo que sale a navegar por las calles, que se vuelven océanos, bajo las órdenes de su Madre y Capitana que es la Virgen del Rosario Coronada. En esta ocasión, ha sido el propio director del Colegio Mayor el encargado de anunciar aquello que estaba por llegar. Juan García Montero ha regalado, a su barrio natal, un parnaso escrito en prosa poética que ha producido el deleite del público allí congregado y del barrio entero.

Sin lugar a dudas, no podía ser de otra manera puesto que todo lo emanado del corazón y canalizado a través de la razón, llega hasta cualquier interlocutor mediante la voz. Esa misma voz que fue presentada por la de un maestro de maestros, por la del capataz de capataces, un cofrade excepcional, un cristiano auténtico…, no le busquemos más nombres, que aquel que presentó a Juan García Montero, no fue otro que don Alberto Ortega, el capataz que es capaz de mirar a la Granada Cofrade y a la Virgen del Rosario Coronada, a su faz.

Menudos dos diestros se dieron cita, mano a mano, en el realejeño albero: don Alberto Ortega y don Juan García Montero. Los dos cofrades, los dos pregoneros, los dos cristianos, los dos hermanos, y es que, evidentemente, esto no podía salir mal porque todo estaba en su divina mano y cuando Él está, aupado en el brazo de su bendita Madre, la misma que lo tiene en su regazo; Dios vivo, que sacramentado habita en el Sagrario y en su bendita obra, todos lo demás sobra, más aún, si del galeón es su Capitana, siendo ésta la Virgen del Rosario Coronada.

En cualquier pregón bien sea cofrade, de fiestas mayores de penitencia o de gloria, de la ciudad o de barrio; de la feria del libro o de la tuna, da igual de lo que sea, lo importante es pensarlo con el corazón, redactarlo con amor y declamarlo con pasión. Por descontado, estos tres componentes estuvieron, en todo momento, más que presentes puesto que fueron la columna vertebral del mismo: corazón, amor y pasión por la Virgen del Rosario y el Realejo que es su espejo.

A modo de coda final, el propio pregonero, en su calidad de director del Colegio Mayor Santa Cruz la Real, realizó un anuncio y un agradecimiento, ambos relacionados con este humilde “plumilla”, que está aprendiendo a amar a Granada como ama a su villa de Caniles natal y a Baza su ciudad maternal.

Juan García Montero anunció algo muy importante para el inicio de este presente curso académico. Dicha buena nueva consiste en que, a partir de este momento, el Colegio Mayor Santa Cruz la Real es el nuevo hogar de la Tuna del Distrito Universitario de Granada. Algo que en la historia de este Colegio Mayor no es nuevo puesto que, cuarenta años atrás, la Tuna del Colegio Mayor Santa Cruz la Real junto a la Distrital muchas veces rondaron juntas las calles de Granada perdiéndose sus canciones por los bosques de la Alhambra. A partir de ahora, el antiguo cenobio dominico será su casa y, como a tal, la cuidarán y mimarán al más puro y tradicional estilo estudiantil, es decir, ejerciendo el mester de tunería y engrandeciendo, a su vez, el Arte del Buen Tunar, como hicieron ya.

El agradecimiento, que realizó el pregonero, fue hacia mi persona por haber tomado la decisión de donar, póstumamente, mi biblioteca particular. El único fin, que me mueve para realizar este gesto, es que todos y cada uno de los volúmenes, que la componen, libros que tratan sobre Historia, Arte, Geografía, Filosofía, Psicología, Teología y Literatura; pasen a engrosar los fondos de la Biblioteca del Colegio Mayor Santa Cruz la Real. Ya era hora de que este servidor le devolviera a Granada, la ciudad más hermosa del mundo, algo, muy poquito, de lo que ésta me ha regalado a mí. Así que, aprovechando estas líneas, quiero reiterar mi agradecimiento a dicho Colegio Mayor, mi amor sincero a la Tuna, mi pasión por la ciudad de la Alhambra y mi comunión con la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

A continuación, se procedió a la ceremonia de entrega de los premios “Realejo 2022”, que este año han recaído en el Centro de Lenguas Modernas de la Universidad de Granada (CLM-UGR), el Centro Óptico Realejo y la mezzosoprano Sandra Pastrana. Sin duda alguna, todos ellos, más que merecidos.

Y para cerrar los actos celebrados durante esta tarde inolvidable, no podía haber mejor broche final, que la actuación musical de una tuna inigualable. Una noche donde se percibían las “brumas de octubre”, como escribiera Lola Gándara, cuando ya los jilgueros dormían en las ramas de los árboles y la luna se asomaba tímidamente entre las estrellas y las nubes del cielo, una capa negra comenzó a ondear al compás del viento. La Tuna del Distrito Universitario de Granada, que el próximo año cumple su setenta y cinco aniversario, hizo su aparición en escena y el antiguo claustro conventual del Colegio Mayor Santa Cruz la Real levantó el telón como si se tratara de las tablas en el interior de un teatro lleno, en el cual latía la expectación. En este precioso enclave, que canta por otoño y recita versos, al trino de los ruiseñores, las rimas del poeta y el revoloteo de los vencejos, la tuna distrital con el villano tuno canilero se vino a juntar gracias a un eslabón que perdido no ha de estar. Las primeras notas de bandurrias, laúdes y guitarras se comenzaron a escuchar, surcaban los cielos con la fuerza del viento que las llevaba a barlovento y el compás de las panderetas que medían el tiempo por sotavento, para escapar rumbo hacia el firmamento. ¡Enhorabuena! Barrio del Realejo, premiados, Alberto Ortega, Juan García Montero, Tuna del Distrito Universitario de Granada y Colegio Mayor Santa Cruz la Real. En definitiva, ¡enhorabuena! Realejo, ¡enhorabuena! Granada y, por último, ¡viva la Virgen del Rosario Coronada

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Firmado: JUAN ANTONIO DÍAZ SÁNCHEZ

Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino